Ciertamente, las páginas de internet y las redes sociales hoy están inundadas de mensajes alusivos al acontecimiento más trascendental en la historia de la humanidad: la resurrección de Cristo. Quiérase o no, percíbase cristiano o no, la fecha de hoy no pasa inadvertida para nadie. Todo el mundo le desea a su ser querido unas “Felices Pascuas”, aunque entienda por eso que solo se trata de juntarse a comer y a regalar huevos o conejos de chocolate.
Entonces, intento buscarle el sentido al hecho de tener que escribir una larga esquela para mantener ocupado al lector por 7 u 8 minutos, y pensé: “mejor, que esos 7 u 8 minutos los pueda dedicar a la búsqueda de Aquél que dio su vida por él, por ella”.
Entonces, ¿qué hacemos aquí? Préstame atención solo por los próximos 60 segundos: en lo que fue el acto de amor más grandioso que se haya visto, Dios nos entregó a su Hijo Unigénito, para morir por nuestro pecados, para pagar el precio que debimos pagar nosotros. ¿Cómo lo vamos a saldar? Solo creyendo y honrando ese sacrificio. No es tan complicado. Más complicado es no creer, dado que hay que buscar muchos argumentos para justificarlo. En cambio, creer, aceptar y reconocer que Cristo es el Salvador de nuestras vidas, toma solo unos segundos y un poco de voluntad propia.
Te invito a hacerlo. No te vas a arrepentir. El resto de la Vida Cristiana, se aprende día a día, y desde aquí estamos dispuestos a acompañarte.