Dios nunca deja nada incompleto. Dios tiene control de lo que está haciendo y piensa en cada uno de esos detalles que son necesarios para completar y terminar el proceso. Un ejemplo claro es la creación. Dios pensó en cada detalle antes de crear al primer hombre y la primera mujer, Dios se aseguró de que cuando el hombre fuera puesto en la tierra, este tuviera todo lo necesario para tener una vida digna, cómoda y placentera en su presencia, de toda la creación, el hombre, su obra maestra, pero no lo creó primero. ¿Sabes por qué? Porque nuestro Dios no hace nada al azar, no hace nada apresurado, se toma su tiempo, mueve lo que hay que mover, pone lo que hay que poner, renueva y fortalece las áreas necesarias, y cuando ya todo está listo, entonces llega la pieza que completa su obra maestra.
Y a veces nos cuesta esperar, vivimos en un mundo acelerado, si ya no están las cosas, es tarde pero en Dios es diferente. Cuando me siento sin fuerzas, este pasaje me alienta a seguir, no son mis fuerzas, es Él en mí, y aunque en mi mente me diga muchas cosas, me dé panoramas negativos, debo grabarme en mi corazón que Dios tiene planes preciosos para mí. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11). No importa la situación que estés atravesando, no pierdas la convicción de que Dios cumplirá su propósito en ti. Repite constantemente esta porción de la Palabra de Dios, y que las palabras de fe de David puedan ser tuyas también: “Jehová cumplirá su propósito en mí”.
“Querido Dios, si Tú pensaste en mí, sé que Tú tienes propósitos divinos para mi vida. Sé mi fuerza y me aferro a tus promesas que se cumplirán y veré que será mucho más de lo que imaginé o soñé”.