18 DE DICIEMBRE: DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE
Cuando damos el paso de fe para vivir en otra cuidad o país, hemos agotamos ya todas las opciones posibles. Pasamos noches en vela orando y buscando la guía de Dios para tomar esta decisión, y de esa manera nos convertimos en dependientes de su gracia, podemos estar confiados.
Algunos, por el contrario, no caminaron bajo las directivas del Señor, quizás no es tu caso, pero si lo es, déjame decirte que Dios puede transformar todo para tu bien. Todavía puedes darte la oportunidad de depender de esa gracia divina.
Lo que pasa es que a veces somos nosotros mismos los que, como el profeta Jonás, nos desviamos y tomamos otro camino. Sin embargo, aún Jonás encontró su rumbo gracias a la bondad y soberanía del todopoderoso.
La migración tiene que ver con lo que yo llamo “situaciones excusa”. Una excusa del cielo que se compromete a encontrarnos y redireccionarnos hacia el destino diseñado por el Creador, con el único propósito de alinearnos con su corazón.
Si te toca ser migrante, tómalo como señal de que Dios puso su mirada en tí, de alguna manera te movilizó y te llamó a otra tierra. Porque te ama y todavía sigue trabajando en tu carácter, empeñado en fortalecer tu fe y comprometido para transformar para bien tu vida.
Él te dice: “Mi siervo eres tú, te escogí y no te deseché”.
“Señor, gracias porque puedo depender de tu gracia y puedo correr a tí cada vez que lo necesite. Guíame en este camino, y en esta nueva tierra. Abre mis ojos para así ver tu propósito y poder disfrutar de tus bendiciones”.