En tiempos de pruebas difíciles como las que estamos atravesando, en nuestra mente ganan terreno el miedo y la incertidumbre. Esta situación puede llevar al punto de angustiarnos. Es normal y razonable esta conducta. Es lógico para cualquier persona, ya que nuestro instinto de supervivencia siempre se alerta ante un futuro con un horizonte oscuro.
No obstante, Jesús en este versículo nos dice que no tengamos miedo. Él sabe que nada que atente contra nuestra fe en Él nos sucederá. Podremos tener días con ciertas dudas, pero la fe en la que estamos anclados tiene un fundamento a prueba de dudas: Jesús mismo.
Pero sabiendo que nuestro corazón es inconstante y propenso a dudar, nos muestra que está hablando en serio. No sólo se compromete Él mismo como garante de nuestra Paz (que es lo contrario al miedo), sino que también nos dice que debemos y podemos confiar en su Padre.
Dios nos dio ante nuestra peor tragedia su mejor regalo: el perdón a través del amor de Jesús tomando nuestro lugar en el pago de nuestra condena. Su mayor hecho de amor ya lo realizó ¿acaso no tendrá también la motivación de ayudarnos a transitar este tiempo?
En el versículo siguiente Jesús nos dice que fue a preparar un lugar especial para nosotros. Él junto a su Padre quieren que celebremos una gran fiesta cuando lleguemos a casa, nuestra casa para siempre.
Ese amor va desde la cruz hacia la eternidad. Nuestro Padre Dios sabía en su conocimiento de los tiempos, que este momento de dificultades actuales iba a llegar. Es por eso que Jesús nos dice “no teman”, porque sabe que Dios tiene un plan para nosotros en este tiempo.
¿Y si cambiamos el temor por la confianza en Jesús y nuestro Padre Dios? Ellos cuidan de nosotros siempre.
“Señor, quiero cambiar mi temor por tu paz. Por eso abro mi corazón y me rindo a ti completamente, para que esa paz que sobrepasa todo entendimiento se la que me inunde y me haga transitar confiado aun en los momentos de dificultad”.
Me encantan estos devocionales.
Muchas gracias y bendiciones.