“Todo tiene su tiempo oportuno”, arranca diciendo uno de los libros de Rey Sabio, y eso lo comprobó Ester en su época. Una joven judía, huérfana, con un pueblo sometido y un esposo iracundo y malvado, en un momento de su vida entendió que si había nacido y vivido, era para un tiempo exacto y muy oportuno para Dios.
El libro de Ester es un escrito donde no podemos encontrar la palabra Dios, pero si a Dios dando palabras. Vemos una simple joven que por “casualidad” llega a ser la dama de Persia, cuando anteriormente fue sometida a un harén. El libro de Ester nos enseña que podemos estar leyendo una historia pero que detrás hay otra.
¿Cuántas veces en tu vida te has contado tu propia historia? Vicisitudes de la vida, momentos de dolor y angustia, otros de alegrías y superación… nuestro cuentito escribiéndole en el tiempo Cronos más otra historia en el Reino de los cielos, la cual aún sólo vemos en parte.
Ester sólo veía su historia Cronos, sabía que era judía, que su primo Mardoqueo cuidaba de ella porque sus padres habían muerto, que estaba casada con el Rey de Medo Persia y 127 provincias desde la India hasta Etiopía, un rey malvado e iracundo que la había hecho reina ya que la anterior no lo complació. Un rey que había extendido un edicto de exterminar al pueblo de Ester animado por su siervo Amán.
Una historia triste, de altos y bajos, superación y por otro lado, sacrificios, para una serie de alguna plataforma conocida. Pero detrás de eso había una historia más potente aún, una de preservación de una estirpe, de la cual saldría el Rey de Reyes, uno benevolente y misericordioso.
La historia cuenta que Mardoqueo, pariente de Ester, interrumpe el cuento que ella se estaba contando y lanza: “¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este?”
¿Qué cuento te cuentas? ¿Qué historia estás viviendo? ¿Una que podría estar en una plataforma o la que se escribe en el reino de Dios donde Él te dice “Yo estoy al mando”?
La historia de Ester termina con ella intercediendo por su pueblo, el rey descubriendo las malas intenciones de Amán, Mardoqueo librándose de la horca y llegando hasta Belén, con Dios naciendo por la humanidad.
¿Y tu historia? ¿Cómo termina tu historia? La mía termina reinando con Cristo en la eternidad y sabiendo que esto que he vivido y vivo aún sólo es camino. Mi destino está escrito y es en Gloria.
“Señor Jesús, ayúdanos a ver más allá de lo que vemos, ayúdanos a creer que tú tienes el control de nuestra vida y que has escrito la mejor historia. Danos la fuerza para las batallas, tormentas, desiertos que debemos cruzar, sabiendo que sólo son parte del camino, pero que nuestro destino ya está seguro en ti. Te amamos”.