Cuando mi hijo Facundo era pequeño teníamos una costumbre y era, de la nada, decirnos: “Facu”, “¿Qué?”, “Te amo”. “Papi”, “¿Qué?”, “Te amo”. Y no nos importaba repetirlo a cada rato, una y otra vez. Facundo creció, hoy es joven, y esa costumbre se nos fue. No nos hablamos constantemente ni expresamos ese amor y los diálogos son más escuetos y de acuerdo a la necesidad: “Facu, ¿cómo te fue en el colegio?”, “Bien”. “Pa, necesito que me imprimas un nuevo libro”, “Ok, pásame el PDF”.
¿Cómo está tu relación con Dios como Padre en el presente? ¿Sigues enamorado de Él como un hijo pequeño? La parábola del Hijo Pródigo nos enseña que el menor de dos hermanos pidió su parte de la herencia, se alejó de casa y vivió perdidamente, malgastando lo que su padre le había dado. Estando en necesidad y deseando comer aun la misma basura que comían los cerdos que cuidaba, reflexionó en que los empleados de su padre tenían comida en abundancia a su disposición y volvió.
Creo que la intención de Dios, como Padre, es que reflexionemos dónde y cómo estamos, y recordemos que vivir cerca suyo es mejor. Si sientes que hay un vacío, una insatisfacción, añorando tiempos pasados, es porque tienes hambre de Dios. ¿Te alejaste de la iglesia? ¿Anoche mismo estuviste en la reunión, pero no sientes aquel amor del principio, no le dices a Dios “te amo” sino “necesito…”? Hoy es una buena oportunidad para recapacitar y volver. No a un edificio, no a una iglesia específica, a una denominación o pastor en particular, sino volver al Padre, a aquella relación genuina. En la casa del Padre hay abundancia de todo bien, pero por sobre todas las cosas, está Él y su amor.
Restaura o fortalece tu relación con Dios. Aunque pienses en ser sólo un servidor, Él te demostrará que nunca dejaste de ser su hijo. “Vuelve ahora en amistad con él y tendrás paz; y por ello te vendrá el bien” (Job 22:21).
“Padre, reconozco que he alejado mi corazón de ti. Te pido perdón, sigo amándote como al principio, aunque he dejado de decirlo. Ayúdame a reconocer y volver a sentir tu amor en cada Palabra y bendición recibida”.