Entre lo mucho que fui aprendiendo en el 2022, Dios me encaminó a practicar el ser consciente. Comencé a ver este concepto desde el aspecto de la crianza, pero poco a poco fui notando que en otras áreas nos movemos de manera “automática” y como consecuencia tomamos decisiones sin ser conscientes realmente.
Si bien todo lo que se logró hasta hoy en cuanto a tecnología y su aplicación en salud inclusive, es de gran ayuda y mejora la calidad de vida; por otro lado, genera una “automaticidad” en actividades diarias, que si bien parecen pequeñas, son parte de algo mucho más grande e importante. Por ejemplo, tiempo con los hijos, diálogo con el cónyuge, compartir con amigos, un tiempo de oración, lectura diaria de la Biblia… Y terminamos el día sin vivir realmente.
Te desafío a “pensar antes de”… Cuando estés frente a alguna situación, por más insignificante que parezca, sé consciente. Respira, recuerda todo lo aprendido sobre eso que estás viviendo o por decidir, hazle parte a Dios, pide la guía de Su Espíritu y vive ese momento. Los resultados tal vez no veas al instante, pero estás comenzando a construir algo muy grande.
“Padre, quiero vivir conscientemente y ser canal de bendición, de paz para otros; quiero escribir historias y sé que prestando atención antes de cualquier paso y/o decisión, voy a lograr. Gobierna mi mente”.