Se entiende que hay sinergia positiva cuando “el resultado es superior a la suma de los resultados de cada elemento o de cada parte actuando aisladamente”. Esto se resume de manera muy simple con el aforismo “uno y uno hacen tres”. Sinergia y entropía son, por lo tanto, opuestos: el primero es unión de energía, el segundo, destrucción y disipación de energía. Entropía es sinónimo de desorden.
Háblame de sinergia sin usar la palabra Sinergia: Hecho de los apóstoles. Los primeros cristianos entendieron lo que Jesús le pidió al Padre en su oración, “que sean uno, como tú y yo, Padre, somos uno”. Unión de fuerzas, es impresionante apreciar en el libro de Hechos cómo los primeros cristianos trabajaban como un bloque y el impacto era tremendo. Aún al morir lo hacían en sinergia, compactados es por eso que la historia cuenta que moría uno y se convertían 10, morían 10 y se convertían 40.
Pero ¿qué pasa cuando trabajamos solos, sin común unión? Entropía, la energía en vez de proyectarse eficazmente se desordena y no cumple el objetivo deseado, si bien hay momentos que debemos hacer cosas solos, pero en una común unión espiritual. Porque somos seres relacionales y las relaciones nos enriquecen y nos potencian.
En la ontología del lenguaje se ve como distinción el lenguaje potenciador o el limitante. ¿Cuánto podemos hacer si juntamos los potenciadores? ¿Cuántas posibilidades podríamos conseguir? Dale, Mariángeles, eso es una utopía. “¿Todo en común?”
A veces creemos que nuestras opiniones son absolutas, son la realidad. Pero las opiniones en sí son observadores del mapa mental de nuestro mundo interno, lleno de experiencias vividas, cultura, historia e información. Esto también ocurría en la iglesia primitiva, pero era tan fuerte la revelación de Cristo que él era el “todo en común” que les proveía sinergia, el Espíritu Santo era esa fuerza que los impulsaba a pesar de su opiniones, experiencia e historias vividas.
Si realmente queremos ser como los cristianos del primer siglo debemos dejar que la potencia, el “dynamis” del Espíritu Santo sea nuestro todo en común a pesar de nuestras opiniones y pensamientos.
“Señor Jesús, que se cumpla tu oración en nuestras vidas, en la de cada uno de los que hemos decidido ser tus discípulos. Queremos tener tu ‘todo en común’, que podamos creer en esta unión fraternal, para ser impacto y, como dice tu Palabra, que nos conozcan por el amor que tenemos entre nosotros. Ayúdanos a morir y vivir en ti”.