En el último tiempo comencé a seguir en las redes sociales a varios youtubers que hablan y enseñan sobre alimentación vegana. Es muy interesante y aprendo, ya que ellos no comen carne y se han transformado en verdaderos expertos en nutrición. Se puede extraer varios consejos útiles. Además realizan unos desayunos y licuados riquísimos.
En uno de esos canales hablaron sobre cómo se puede prevenir padecer distintos tipos de cáncer ingiriendo determinados alimentos y cómo la demasiada industrialización y conservantes colaboran para activar en nuestros cuerpos a las células cancerígenas. La conductora se mostraba fanatizada al respecto. Estaba muy preocupada en la prevención, ya que ya había atravesado por la enfermedad.
Esta situación me trajo a memoria las palabras de Jesús: “Lo que contamina no es lo que entra en la boca”.
En ocasiones estamos tan preocupados por lo externo, de que nada nos contamine, que nos aislamos del “mundo” y de los otros pensando que así vamos a conservarnos más limpios. Pero, ¿cuántas veces nos convertimos en esos fariseos petulantes y sabelotodos, expertos en juzgar a otros?
Jesús vuelve a recordarnos, no es lo que está fuera del hombre lo que lo contamina, sino lo interno. El verdadero cáncer, es el pecado. No lo remediaremos con nada de lo que hagamos. El remedio fue, sigue y seguirá siendo el amor y el perdón de Dios.
“Señor, te pido que me llenes de tu amor que me purifica. Líbrame de creerme santa por mis propios medios y ver a los otros como inferiores. Es tu amor que me transforma y cambia mi vida y la de los que me rodean”.