Deja todo lo que estás haciendo ahora y ven a la presencia. Jesús te está esperando, quiere comer contigo en su mesa. ¿Te cuento algo que te va a cambiar la vida? Sólo necesitas su presencia, ¿qué esperas para buscarlo?
En Mateo 22:14 dice, “Muchos son los llamados y pocos los escogidos…” Eres escogido/a para este tiempo, escucha a Jesús diciéndote, “eyyy, ven, anhelo un reencuentro contigo, quiero sanarte completamente, despiértate, te escogí para este tiempo”.
La naturaleza de Dios es amor por buscarte. Estar en la mesa no es simplemente tener un rato con Jesús; si Jesús te está buscando es porque tiene una intención contigo y es extraordinario poder responderla porque la mesa no es sólo para satisfacer una necesidad básica, sino que es un ida y vuelta con Dios, darle de mí y recibir lo de él para mi vida.
Te invito a preguntarte hoy cómo responderle a Jesús la intención que tiene contigo y cómo puedes bendecir a otros sin importar en qué lugar estén. No te quedes en la puerta, entra y trae a las personas que te rodean a la mesa del Rey, que lo mejor de esta mesa es la conexión que tenemos todos al compartir el mismo anhelo por Papá.
Es genial compartir la mesa con amigos del Reino pero aún más extraordinario es compartirla con esa gente que hoy está alejada de lo que Dios tiene para su vida.
En la última cena Jesús estuvo con Judas, que lo iba a traicionar. Sin embargo, el deseo de Jesús era verlo en la mesa y a ti te cuesta pensar que puedes compartir de este banquete con el verdulero del barrio, fíjate…
Es tiempo de sentarnos todos en su mesa.
“Señor, quiero estar en la mesa contigo, disfrutar de los beneficios de ser tu hijo. Quiero corresponderte, ser recíproco con ese anhelo que tú tienes de querer estar conmigo. Te amo y te necesito”.