Nuestro corazón es como un jardín, donde a lo largo de nuestras vidas se plantaron semillas que echaron raíces y crecieron. Algunas fueron sembradas por otros, porque le dimos lugar y otras simplemente fueron producto de la polinización o designio de Dios.
Lo interesante de un jardín es que pueden convivir muchas especies de plantas. En una misma tierra puede crecer cizaña y trigo. Así como en un mismo corazón puede crecer todo tipo de pensamiento y emoción. Pero cuidado, que puedan permanecer en un mismo lugar no significa que nos haga bien. Para eso hay tres cosas que debes saber:
¿Qué plantas hay en tu jardín? Salmos 139:23-24 dice: “Examíname, oh, Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; ve si hay en mí camino de perversidad y guíame en el camino eterno”. Identificar qué contiene tu jardín es importante para saber cómo cuidarlo. ¿Qué cosas te hacen sentir cómodo y qué cosas no? ¿Cómo estás reaccionando frente a…? ¿Qué emociones no estás pudiendo controlar?
¡No siempre se florece! Como sabemos, hay diferentes temporadas: verano, otoño, invierno y primavera. Identificar en qué temporada estamos nos ayuda a gestionar nuestras emociones y reacciones. ¿Qué temporadas estás viviendo ahora? ¿Es un frío Invierno, donde la soledad y la oscuridad te están inquietando? ¿Un otoño donde comienzas a ver que aquellas hojas que antes estaban verdes y vigorosas se comenzaron a secar y a caer? ¿O estás en una primavera donde todo te sale bien, donde todo es color, mariposas y flores? ¿O en un verano donde a pesar de estar sofocado, encuentras diversión, disfrute y más tiempo para ti?
No huyas de la poda. Juan 15:1, 2: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo poda, para que lleve más fruto”. A veces cuando hablamos de poda pensamos más en la tijera que en los motivos de la poda. Pero la poda es necesaria. Los árboles necesitan una poda regular, para mejorar su aspecto y desarrollo y de esta forma librarse de ramas, hojas y flores dañadas o secas. De la misma manera hay partes de nuestro corazón que necesitan ser revisadas y podadas. La poda siempre se realiza en invierno permitiendo que salga todo el potencial que se encuentra en el interior, aquello que está detenido. La poda te prepara para extraer el potencial retenido y permite que el árbol no gaste energía en las ramas sobrantes y crear raíces profundas para que, cuando venga la primavera, tenga una explosión de fruto. Pasar por cada temporada, es necesario: ¿En qué áreas de tu vida necesitas ser podado? ¿Cuáles son esos temas recurrentes que te desgastan? ¿Qué amistades necesitas cortar? ¿Qué malos hábitos necesitas dejar? ¿Qué actitudes necesitas arrancar de tu corazón?
El Señor quiere hacer algo nuevo hoy, pero es necesario que sueltes esas situaciones, pensamientos, emociones que te detienen. Identificar las partes enfermas de tu corazón, y eliminar lo que impide que avances, cortar las ramas inútiles o envejecidas y despojarte de todo follaje estéril es lo que Dios quiere hacer en tu vida. (Salmos 32:3-5) ¡Deja que el Señor embellezca tu jardín!
“Señor Jesús, te entrego mi corazón para que lo limpies. Quita de mí todo lo que no me deja avanzar, interviene en todas aquellas áreas que necesitan ser podadas, ayúdame a expandirme, a crecer y a dar mucho fruto”.