Sin dudas el saludo más repetido por estas horas alrededor del mundo, ya que aún muchos que no saben y no creen aprovechan para reunirse con su familia. Por otro lado, están los que, por algún motivo de pérdida, temporal o permanente, no pueden estar con sus seres queridos y este día se convierte en uno de los más angustiantes del año.
Y es eso justamente lo que quería compartir, consciente que un día como hoy tal vez alguno tenga un poco menos de ganas o tiempo para leer y otros por el contrario se sienten altamente motivados.
Porque para algunos la Navidad es un feriado más, una oportunidad de encontrarse con familiares a los que nunca ven, o amigos con los que están todo el tiempo, pero para otros es un día realmente especial. En algunas casas los más chicos reciben regalos, en otras no son sólo los más chicos sino todos y en otras ninguno. Algunos arman un árbol iluminado y adornado y otros lo desprecian por su “origen pagano”. En algunos hogares se arma un pesebre, en algunas iglesias se hace la representación del mismo, pero en otras casas o iglesias omiten esta celebración.
Lo cierto es que la Navidad no significa lo mismo para todos, y aunque se utilice la frase “Feliz Navidad” o “felices fiestas” o “felicidades”, lo que indirectamente estamos haciendo es reconocer la existencia histórica de un hecho. Un nacimiento que, con errores de fecha, utilizado políticamente, tergiversado en su origen o lo que sea, el hecho ocurrió, “alguien” nació, y fue lo suficientemente importante como para generar esta clase de “revolución”.
Navidad significa nacimiento, y el nacimiento que estamos celebrando es el de Jesús, y el nacimiento de Jesús trae esperanza. Todo lo demás son los extras que cada uno quiera “agregar” pero de ninguna forma pueden ser los protagonistas. No es necesario “demonizar” esos extras, siempre y cuando no se roben el lugar que solo le corresponde a Jesús.
Por eso es que, si en tu mesa se recuerda ese nacimiento, aunque la fecha no sea exacta y el real motivo por el cual se estableció sea ocultar fiestas paganas, aunque tengas un árbol decorado e iluminado, aunque haya regalos y todo este en colores rojo, verde y dorado, si en tu mesa pueden, leer la historia (aun conociéndola) o, aunque más no sea leer esta nota, si en tu mesa Jesús está presente, sin dudas en esa mesa lo que hay es esperanza. Pero, si por alguna situación, tu mesa está vacía de Jesús, aun estando llena de todo lo demás, o está vacía de completamente todo, hoy te animo a ser ese humilde pesebre en el cual Jesús nació, y que nos recuerda que Él no necesita un hotel 5 estrellas para morar.
Es posible que sientas que lo que tienes no es suficiente, pero siempre Él aceptará una puerta que esté abierta para poder entrar y transformar el pesebre más vulgar, en la sala de partos más importante de la historia de la humanidad. Nació Jesús, trajo esperanza, Feliz Navidad.
“Señor, sé que la fecha no es precisa, pero celebro hoy tu cumpleaños. Celebro esa vida que apareció una noche en un pesebre, que fue adorado por los pastores y halagado por regalos por parte de los magos de Oriente. Esa vida que nos trajo vida a cada uno de nosotros, y que con tan sólo aceptar su existencia y su propósito, nos la extendió eternamente. Gracias por esa bendita esperanza”.