La desesperación puede ser brutal. Muchas veces es esta la que provoca cambios en nuestra manera de pensar y actuar, e incluso, en tanta ansiedad y preocupaciones que ocurren en nuestras vidas y dejamos que crezcan, comenzamos a ver sus efectos en nuestro rostro, la caída del cabello.
El 18 de noviembre del 2023, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, México, un hombre, ahogado en ansiedad, sin saber qué hacer y al no encontrar una salida, optó por lanzarse desde la estación del Metro en Monterrey junto a su hijo (Garza, 2023). Poco tiempo después que lo llevaron al hospital, los médicos dieron informe de su fallecimiento.
En 2019, la gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México, informó que poco más de 264 millones de personas padecen de ansiedad. Una cifra que alarma. Pero, además, esta cifra tuvo un cambio luego del tiempo pandémico (Frías, L. 2019).
Sin lugar a duda es algo con lo que la humanidad actual lucha, puesto que hoy en día, somos testigos de una nueva generación que en tan poco tiempo se aburre, adolescentes que en lugar de realizar alguna otra actividad se encuentran en casa, en la ociosidad y al terminar de ver su video favorito expresan “me siento aburrido”.
Afortunadamente, Dios nos mostró una salida a estas situaciones que hoy en día han tenido una relevancia más notable; algo que podríamos describirlo, como un efecto pospandémico.
Este tema de ansiedad ha sido aceptado por la iglesia y entendido como algo normal; de nuestra naturaleza, por lo cual, es preciso (en pensamiento de quienes consideran necesario) aceptar y buscar ayuda profesional, lo cual no considero malo; sin embargo, hay que ver algunas cosas antes de todo.
Algunos la consideran enfermedad; sin embargo, esta no es enfermedad y se relaciona con el estrés. Hoy en día he visto como del lado cristiano, dicen “sí, la ansiedad es normal y no hay problema que te sientas así, hay que buscar ayuda”, etc. No estoy en contra de los profesionales de la salud mental, pero, preocupa que cristianos, lo digan.
En la cita de Mateo 6:25-34 Jesucristo les hablaba a sus seguidores que no se preocuparan, ni aun por las cosas más pequeñas o grandes de la vida, porque de todas ellas Dios tiene control.
1 Pedro 5:7 confirma el poderío de Dios para omitir todo dolor, preocupación y en este caso, toda ansiedad. Pues depositarlo en él nos tranquilizaremos y, por lo tanto, demostrará su cuidado.
En ocasiones la ansiedad llega a nuestras vidas por diversas situaciones, por alguna presión de algún cargo otorgado, 2 Timoteo 1:7 nos muestra la salida, que de tiempo en tiempo hemos visto en las escrituras.
¿La ansiedad podría llegar a tu vida? Muy probablemente. Lo malo no es que llegue a tu vida; malo es que te olvides de Dios y todo lo que en su Palabra menciona sobre ello, cuando este pase.
“Señor, pongo toda mi ansiedad en ti. Líbrame de dejarme ganar por ella y de desviar la mirada del único que puede sustentar mi alma en momentos estresantes”.
Garza, A. (2023, November 19). Hombre se lanza con su hijo desde estación del Metro en Monterrey; sujeto murió. Excélsior. https://www.excelsior.com.mx/nacional/hombre-lanza-hijo-alto-estacion-metro-monterrey/1620612
Frías, L. (2019, March 14). Más de 264 millones padecen ansiedad a nivel mundial. Gaceta UNAM. https://www.gaceta.unam.mx/mas-de-264-millones-padecen-ansiedad-a-nivel-mundial/