El apóstol Pablo pasaba sus días dentro de una oscura celda en Roma, custodiado y encarcelado por dar a conocer el evangelio de Cristo. La verdad es que no la estaba pasando bien. Los filipenses lo sabían e hicieron algo concreto por él: levantaron una ofrenda para ayudarlo.
El apóstol se sintió agradecido con ellos, aunque estaba tranquilo porque conocía el secreto de estar feliz siempre. ¿Cuál era ese secreto? El recibir el poder de Cristo para enfrentar cada situación.
El enfrentarse a algo requiere poseer una actitud empoderada, activa, que demanda de un “hacer”.
Es afrontar, desafiar, insolentarse.
Es creer que puedo vencer.
Es no tener miedo.
Es saber que tengo que levantarme.
Sin embargo…
A veces no puedo hacerlo porque siento temor.
Me paralizo.
No puedo moverme.
Todas mis estructuras parecen caer.
Tiemblo.
Los recuerdos de situaciones de derrota del pasado me embargan. Los traumas regresan. La adrenalina me llena y la ansiedad me embarga.
¿Qué voy a hacer?
¿Cómo me voy a defender?
¿Cómo me voy a sustentar?
A veces quiero evadirme con las redes sociales, con trabajo, con amores, con sustancias… Es entonces, cuando releo a Pablo y Filipenses 4:13 resuena en mi ser, no como un fetiche para tener éxito en cualquier proyecto personal, sino trayendo esperanza y fuerza a mi ser. “A cualquier situación”, pobreza, soledad, malos sentimientos, calumnias, rechazo, exigencias, aflicciones, muerte.
¿Por qué?
Porque yo sólo no puedo, es Cristo el que me da las fuerzas.
Es su Espíritu el que me da poder para hablar lo correcto (Hechos 1:8).
Es el que me ayuda a no afanarme por mis necesidades diarias (Mateo 6:31).
Es el que me ayuda a vivir confiado sin miedo a los que buscan dañarme porque Él me cuida (Salmo 27: 1-4).
Señor, tú me conoces. Sabes que mis rodillas tiemblan; que mis pensamientos no se quedan quietos; que mi corazón desfallece, entristecido; que mis manos están débiles y vacilantes. Pero a pesar de todo, elijo creer en tus palabras. Señor, dejo que me fortalezcas. Sé tú el que sea fuerte en mí. Porque ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece’”.