¿Quién de nosotros no conocemos esta frase? ¿Alguien no ha cantado la canción de la pequeña suricata? Me imagino que todos en algún momento de nuestras vidas hemos visto la famosa película que revela el sentido de esta frase y que se encuentra en uno de los filmes más taquilleros: “El Rey León”.
“Hakuna Matata” es, más bien, un concepto: “vive y deja vivir”. Concepto muy arraigado en este siglo, “sé feliz y que el otro lo sea como le parezca”. Vivir sin preocupaciones, disfrutar el presente al máximo. Parecen frases tan acertadas que hasta nos atrapan, somos capaces de repetirlas constantemente en nuestra mente como una especie de mantra. Pero si seguimos mirando la película luego de ese disfrute sin preocupaciones y rélax perpetuo, vine una frase menos atractiva, o por lo menos una que no recordamos tanto y es la de Mufasa, en el cielo, diciéndole a Simba: “Recuerda quién eres”.
Jesús descendió de los cielos, y vino a este mundo despojándose de su gloria y viviendo entre nosotros los mortales. Sanaba, multiplicaba, perdonaba, instruía. El revelaría cosas como el nombre del Padre, y llevaría a sus discípulos a una intimidad más fascinante y realista con Dios. Es más, en una oportunidad se muestra transfigurado en gloria, un “Hakuna Matata”, sus discípulos veían el obrar de Dios hecho hombre en el Mesías. Pedro dijo “hagamos una entramada, quedémonos en este momento perpetuamente”. Pero un día oyeron una voz que decía: “Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!”. Pasado un tiempo, éste cuelga de una cruz.
Jesús jamás olvidó quién era. No quiso perpetuar momentos, porque vino con un propósito, y eso nos enseñó. Vivimos en una sociedad que quiere hacer incesantes momentos felices, pero no sabe quién es, no tiene propósito, no tiene meta. El sueño de la vida de muchos es lograr una estabilidad económica, una carrera o asegurarse una vejez tranquila, y no está mal, lo que está mal es que en el camino te olvides quién eres, que tu “Hakuna Matata” te desvíe de lo que realmente tienes que hacer: tu propósito.
Simba escucha al padre y corre a las tierras donde Skar sometía y esclavizaba, lucha y vence a Skar y recupera su posición. Jesús nos mostró el camino de caminar una vida de momentos llenos gloria y momentos de dolor sabiendo que hay una meta que alcanza un propósito eterno y una batalla que afrontar, sabiendo el final victorioso que Él ya ganó, pero nos insta a permanecer en Él, tener su identidad y no olvidar quiénes somos.
¡Nunca olvides quién eres!
“Señor Jesús, eres nuestro arquetipo, nuestro modelo a seguir, nuestro norte seguro. Que no olvidemos nuestra identidad de hijos en la vorágine de la vida. Háblanos siempre y llévanos hacia nuestro propósito”.