En nuestros tiempos actuales, es inevitable que seamos influenciados por diversas cosas. Desde propaganda política hasta el vendedor de la tienda a la cual eventualmente vamos. Sin embargo, hay algo que actualmente se está levantando y son las nuevas ideas que proponen desvirtuar los valores bíblicos.
Una mañana, en una charla con unos primos, hablamos precisamente de esto y cómo las nuevas ideas están entrando, no sólo a las instituciones gubernamentales sino a las iglesias, y surgen, de pronto, comentarios de “han perdido el camino”, “están errando”, y más que cierto es, sin embargo, muchas veces miramos hacia allá (otras personas), en lugar de acá (nuestra vida) y meditar un poco, ¿qué estoy haciendo para ayudarles? ¿Cómo puedo mostrarles el camino de la salvación en Cristo Jesús? Sin lugar a duda, eso es algo que como cristianos hemos olvidado, y es el amor.
Una de las columnas más importantes del cristianismo es el amor y este es otorgado no por nuestro líder, pastor o diacono de la iglesia, sino por Dios, quien es el amor. Dios no tiene amor, Él es el amor. En este sentido, cuando nosotros procuramos la columna del amor en nuestra vida cotidiana, estamos expresando a Dios, y demostrando nuestra cristiandad como debería ser. Desafortunadamente se juzga y hay en determinados momentos creamos una barrera a quienes no conocen a Dios para que no logren llegar a este camino.
Si fuimos perdonados por Dios, ¿quiénes somos nosotros para no ofrecerles esta salida a las personas que necesitan? La Biblia expresa las palabras de Jesús en Juan 14:6 que dice de la siguiente manera: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Demostremos el amor de Dios mostrándoles el camino, de vuelta a casa.
Características del camino
Este camino tiene tres características muy notables, las cuales quiero compartirte:
Para todos
Este camino no tiene especificado quienes sí, y quienes no entran. Dios no estableció parámetro o estereotipos para aceptar a quienes deseen seguirle. Nuestro señor Jesucristo se acercó a personas que no sabían, iletrados y los convirtió en grandes líderes. ¡Qué mayor ejemplo que ese! El Señor no busca a personas magnificas, Dios hace personas magníficas de gente común.
Perfecto
La perfección es la distinción más sublime de Dios. Él es perfecto, por lo tanto, todo lo que el haga, toque o nos ofrezca será perfecto. Este camino que él nos ofrece a través de su hijo Jesucristo, es perfecto. Si bien es cierto, no nos prometió que no tendríamos tribulaciones, problemas, o angustias, pero tenemos algo que antes no teníamos, lo tenemos a Él. Y eso es más que suficiente para seguir adelante en este caminar.
Es eterno
No hay mejor recompensa que la eternidad. No podríamos concebir una vida sin un juicio para bien o para mal, a toda su creación. Sería muy injusto que no existiese un cielo y un infierno, pues, si así fuera, no habría sentido en ser bueno, en procurar mejorar cada día, pues al final no habría recompensa, pero por cuanto la hay, entonces procuramos permanecer en este camino.
Hoy te invito a no solo amar el camino, sino ayudar a quien está influenciado por las tendencias del mundo, a quien haya caído y no logre levantarse, a quien se haya alejado y no logre ver la salida a su dolor. Mostremos a Cristo.
“Señor, haz que jamás perdamos el camino. Que Tú seas siempre aquella huella sobre la que nos posemos al dar cada paso en esta vida”.