¿Has visto una película en la que su comienzo es atrapante desde el primer minuto? ¿Y que en ese inicio difícil, se apoyara la trama de la historia? En una película de drama o de acción hay una experiencia o una escena que será el desencadenante de lo que veremos por los siguientes minutos.
Es muy probable que cuando nos sucede algo difícil, no estamos seguros si eso que nos pasó, puede llegar a tener algo positivo. No imaginamos que Dios nos pueda bendecir de todas maneras. Y que Él usará todo lo que lo que nos toque vivir para formar en nosotros el equipaje ideal para nuestra misión en esta tierra.
Si la película de Jacob comenzara aquí, nosotros que conocemos los antecedentes de esta familia y lo que pasó entre sus hermanos sabemos que aquí comienza un cambio de destino en la vida de Jacob. Como si fuera un reloj, se detonaría un contador que indicaría el inicio de un nuevo capítulo.
Lugo de unos cuantos kilómetros, Jacob se encontró solo, con muy poquitas cosas en su mochila, con una piedra en el camino y con un cansancio abrasador. Atrás había quedado el hogar dividido, los problemas, pero ahora se encontraba en un lugar desconocido completamente solo. Sin embargo, esa noche fue una de las mejores que pudo vivenciar. Cuando el sueño lo venció, tomó la almohada de piedra, y se acostó a dormir. Durante su descanso, tuvo una revelación única.
Génesis 28 12-15: “Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”.
Cuando se despertó, sobresaltado, feliz, se dio cuenta de un detalle importante en su vida. Que Dios estaba con él, a pesar de su transición, y eso era muy tranquilizador y hermoso. Lo que podemos observar nosotros al leer esta hermosa historia, es que Dios no es como todos los guionistas que solemos conocer, si tuviéramos que compararlo con uno. Generalmente todos los escritores, directores, guionistas, comienzan con un inicio, un desarrollo y un desenlace. A medida que avanza la serie, y los capítulos nos atrapan, hay una final. Que lo conoceremos cuando termine. Dios es distinto, cuando leemos este fragmento de Génesis, notamos que por animarnos en fe e incentivarnos a los desconocido. Dios nos muestra el final, para darnos un principio. Sí, el comienza al revés que todos. Si hoy estamos experimentando una serie de problemas personales, un bajón anímico, un golpe duro en las finanzas, lo primero a tener en cuenta, es que Dios está con nosotros. Y lo segundo, es que hay un final escrito sobre ti sobre mí, aprobado. Solo estamos camino a confirmarlo.
“Querido Dios, no comprendo por qué me pasan ciertas cosas, me duele no entender el sentido de algunos episodios. Me suelo sentir desorientado, confundido. Pero sé que estás conmigo. Gracias por hablarme de promesas. Gracias por recordarme que no existen condiciones que impidan que tu palabra se cumpla. Muchas gracias por animarme en fe para continuar”