En cada lugar que visito encuentro capillas, iglesias o escuelas que tienen una cruz. Sabemos que hay algo de Dios allí o por lo menos es un símbolo que nos recuerda nuestra fe. A veces vemos la cruz como un lugar que nos acerca a Dios. ¿Pero siempre?
En la antigüedad por creencia no era factible que te acerques a algún Dios. Pero en el libro de Levítico hay una frase que rompe con ese esquema: “Cuando traigas una ofrenda a Jehová”… Esta palabra en hebreo para ofrenda es la palabra Corbán y uno de sus significados es acercarse.
Eso rompía con lo que se había oído hasta ese tiempo. Y hoy esto quizás suceda pero de otra forma. Porque no te van las cosas bien, porque no puedes dejar un vicio, o porque fuiste rechazado por alguna institución, entonces crees que no te puedes acerca a Él. Sin embargo va otra vez.
Dios está más cerca que nunca. Aunque estés arrastrando algo malo del año pasado, este nuevo tiempo Dios está cerca otra vez. Aunque no tengas éxito, o hayas perdido las batallas pasadas. La gente te puede decir lo que quieras, pero Dios tiene otro mensaje. Vendrá en forma de cruz. O de un niño con una sonrisa. O un amigo que hace mucho que no ves y te llama para decirte que está orando por vos. O por este post.
Dios te ama, y aunque estos primeros días del año no hayan sido los mejores, Él está cerca otra vez.
“Señor, quiero estar cerca de ti. Aunque tenga que lidiar con malas experiencias, fracasos o cualquier cosa que me intente alejarme de ti, quiero acercarme porque tú lo hiciste primero enviando a tu hijo a morir en la cruz por mí”.