Dios quiere que crezcas poco a poco y no que llegues de una vez a la madurez instantánea. Esto es lo que Él ha decidido, y lo único que tú puedes hacer es adorar su sabiduría, aun cuando no lo entiendas.
Me impresiona lo que puede producir el sufrimiento. Tú y yo somos nada sin la cruz. Agonizo y lloro cuando la cruz está trabajando en mí, pero, cuando termina, miro atrás en admiración por lo que Dios ha logrado.
Claro que luego me avergüenzo por haberla cargado tan pobremente. ¡He aprendido mucho de mis reacciones tontas!
Tú debes soportar el dolor del proceso de cambio. Hay mucho más en proceso aquí que su madurez instantánea. Dios desea establecer una relación contigo que esté basada en la fe y la confianza y no en milagros glamorosos.
Dios usa las desilusiones y los fracasos en tu vida para despojarte la confianza en ti mismo y ayudarte a ponerla en Él. Es como ser quemado a fuego lento.
Dios es tu Padre, ¿crees que nunca te va a lastimar? Él te desprende de cosas que amas de la manera incorrecta. Tú lloras como un bebé cuando Dios te quita algo o alguien de tu vida, pero llorarás aún más si ves el daño eterno que esas ataduras pueden causarte.
Tú no ves con los ojos de la eternidad. Dios sabe todo. Nada sucede sin su consentimiento.
Tú te molestas por pequeñas pérdidas, ¡pero no ves las ganancias eternas! No pienses tanto en tu sufrimiento.
Todo lo que en ti todavía no es parte del reino establecido por Dios, necesita la cruz. Cuando tú aceptas la cruz en amor, el Reino de Dios comienza a vivir en ti. Tú debes cargar la cruz y estar satisfecho con lo que place a Dios.
¡Tú necesitas la cruz! El Fiel Dador de toda buena dádiva te da la cruz con su propia mano. Oro para que veas la bendición que es ser corregido para tu propio bien.
Mi Dios, ayúdanos ver a Jesús como nuestro modelo en todo sufrimiento. Tú lo clavaste en la cruz por nosotros. Tú lo hiciste un hombre que pasó penas para enseñarnos lo útil que puede ser el dolor. Danos un corazón que le dé la espalda a nosotros mismos y que confíe sólo en ti.
Esto se tradujo y adaptó del libro “The Seeking Heart” (El corazón en búsqueda), de Francois de Fenelon. Todos los derechos reservados. 1992. Publicado por The SeedSowers. Usado con permiso.