No es un chiste que sientas que algo te llega y que no lo puedes controlar. No es un chiste que trates de luchar contra algo y que en lugar de recibir apoyo, recibas burlas. Eso no es un chiste.
Y ¿qué hacemos ante el chiste que duele? ¿Sentarnos a reírnos y ser parte de la multitud que con “su gracia” parece destruirnos? “¡Ignóralo!”, he dicho muchas veces, pues hoy No. Hoy NO lo ignoro. Hoy también hablo y respondo. Hoy me resisto a recibir el golpe de la burla, de la mentira y de la ignorancia.
Hoy respondo, no me quedo callada. Me paro de la silla, y aunque no necesito una bofetada, hoy dejo sentir que con la educación y el apoyo sobre la alopecia estamos defendiendo a hombres y a mujeres que necesitan salir de la esquina de los complejos, del escondite del silencio y de la falsa deshonra. Me levanto por las niñas que no quieren ir a la escuela para no ser “buleadas”, me levanto por las madres y padres que lloran buscando una cura y ayuda para ayudar a los suyos. Por ellos hoy No me quedo callada.
La indignación todavía se escucha: “Saca de tu boca, de tu chiste, a mi gente con alopecia y de paso a todos los que crees diferentes o débiles”.
Y si hoy me ves que sonrío será al saber que los buenos somos más. Si me río será de ver que hoy se vencieron muchos temores, que muchos rompieron silencio, que muchos expandieron sus alas.
Unos se burlaron, otros te defendieron y los más fuertes dijeron: “Cuando el enemigo te ataque es porque sabe que lo que llevas es poderoso”. Dios te ama tal cual eres y eso es más que suficiente.
Sólo se pierde el cabello, no la fuerza.
La alopecia areata es una condición del sistema inmunológico que provoca la pérdida de cabello de modo parcial o total.