El tema de la alopecia ha tenido un resurgimiento ya que Will Smith le dio un golpe a Chris Rock por burlarse de esa condición, un desafío médico en la vida de su esposa.
En los Premios Oscar al presentar el premio al mejor documental con una breve rutina de comedia, Rock hizo una broma comparando el cabello corto de Jada Pinkett Smith con el personaje de cabellera rapada de Demi Moore en la película de 1997 “G.I. Jane” (“Hasta el límite” en Latinoamérica, “La Teniente O’Neil” en España).
Rock luego dijo: “Oh, uh”. Cabe resaltar que Pinkett Smith ha sido abierta sobre su lucha contra la alopecia, un trastorno autoinmune que provoca la caída del cabello. En un momento que provocó un silencio incómodo y confusión en el Teatro Dolby, Smith se acercó a Rock y le pegó en el rostro, antes de regresar a su asiento junto a Jada.
Smith dijo dos veces durante el incidente: “¡Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu maldita boca!” con el rostro serio. Smith, lloroso, debió ser “apartado y consolado” por Denzel Washington y Tyler Perry durante una pausa comercial.
Ha habido una diversidad de criterios sobre la reacción de Smith, pero independientemente de esto, debemos destacar que es una oportunidad para llevar un mensaje de conciencia sobre la importancia de respetar la dignidad y el valor de todas las personas.
Hay quienes han sufrido mucho acoso por cuestiones de aspectos físicos y tú puedes ser una de ellas. La manera en cómo te sientes con tu rostro y con tu cuerpo es resultado de tres fuentes principales de información: el ambiente social, los medios de comunicación y las redes sociales.
Si el núcleo familiar considera la belleza física como un valor importante y entiende que esto es un fundamento en la identidad de los individuos, cuando no se reúnen las características esperadas para ser considerado hermosa, entonces se experimentará rechazo y dolor emocional.
Si hay algo que constantemente surge en las terapias que ofrezco a mujeres, como consejera, son los traumas por las burlas. Lo más triste es que puede llegar el momento en que las voces externas no son necesarias, sino que la voz interna es más que suficiente. Basta con mirarte en el espejo para que se manifieste la desaprobación y las críticas.
Tú puedes decidir tu propio criterio de lo que es ser hermosa y sentirte muy satisfecha con quién eres y con todo lo que tienes. Esto puede ser complejo porque no es lo que socialmente nos han enseñado, pero vale el esfuerzo para lograrlo. De la misma manera en que vestirte bien no significa que seguirás estrictamente lo que está de moda, para que te sientas feliz contigo mismo y gustarte por completo, no tienes que seguir los criterios que tratan de vendernos los medios de comunicación sobre lo que es bello. Espero que puedas decirte: “me gusto porque me gusto”. Es cuestión de apreciación y mucho más cuando el aspecto físico tiene que ver con asuntos médicos.
Te invito a que nunca más te compares con los ideales publicitarios y con criterios ajenos a ti misma. Si por alguna razón se te hace difícil aceptarte físicamente sin chistar, por lo menos procura ser justa contigo mismo y utiliza criterios racionales.
Lo importante es que ames tu cuerpo y tu rostro. Esto es posible si nos liberamos de los cánones y criterios que nada tienen que ver con nosotras. A veces, las limitaciones son producto de la percepción. Lo que para una persona puede ser casi intolerable, para otra persona puede ser atractivo.
Lo más fundamental es la actitud y la manera de verte. No hay nada más impresionante que la persona que se siente segura con la forma singular en la que Dios la creó o lo que es hoy por diferentes circunstancias. ¡Acéptate y ámate!
Desafía esos ideales perfeccionistas que producen profundas frustraciones psicológicas. La idea sobre la perfección sólo te llevará a focalizar aquello que no te gusta y esto te hará olvidar tus encantos. Dale más valor a lo que tienes que a lo que puedes creer que te falta. Siéntete plena y feliz con los atributos que tienes. Nunca pienses que has agotado todos tus encantos. Explora y sorpréndete una y otra vez de las cosas interesantes y maravillosas que puedes descubrir de ti. Te desafío a que sin importar todo donde te encuentres ahora mismo, digas en voz alta: “¡Me siento muy feliz conmigo!”.
Te invito a realizar estos ejercicios:
1. Escribe 10 cualidades positivas que tú tienes.
2. Identifica cuáles son los pensamientos negativos que tienes de ti mismo. Luego, transfórmalos en pensamientos positivos.
3. Contesta: ¿cómo puedo comenzar a amarme de forma más madura?
4. Diseña un plan sobre las decisiones que vas a tomar en estos momentos de tu vida para demostrarte el valor que tienes.
5. Busca un espejo, preferiblemente grande, para que puedas observar tu cuerpo entero. Dedícate unos minutos. Obsérvate sin ninguna distracción y disfruta de este momento. Enfócate en lo que ves. Mira con objetividad cada detalle de tu cuerpo sin expresar ningún tipo de juicio. Mírate a ti mismo, tal como eres, sin hacerte críticas.
6. Reflexiona en todo lo que tu cuerpo hace por ti, hasta las arrugas son el resultado de una vida llena de emociones por las que debes estar agradecida. La gratitud hacia tu cuerpo es un paso clave para aprender a amarte.