Todos de alguna manera pertenecemos a un grupo determinado, donde una característica puntual que nos identifica. Por ejemplo: El código de vestimenta de algunos lugares laborales es una forma de identificarnos. Aquellos que practican algún deporte, seguramente tienen una camiseta o una marca específica que los diferencia de otros.
Ahora bien, me preguntaba: ¿cómo saben las personas que le pertenecemos a Jesús? ¿Cómo quienes nos ven día a día, sin llevar un accesorio en particular, saben que le pertenecemos a Cristo?
Nos encontramos en un tiempo donde las personas se agrupan y procuran marcar tendencia. “Es como una competencia de quién tiene más seguidores o adeptos”. Sin dudas estamos siendo desafiados a brillar cada día más con la luz de Cristo a través de las buenas obras, llámese: carácter, paciencia, amor, templanza, paz (ya sabrás a qué hago referencia); pero no sólo un momento, un día o el día; sino todos los días, en todos los lugares donde hoy nos movemos.
Tú me dirás: “pero sólo yo soy cristiano donde me encuentro y a veces se torna difícil”. Quiero decirte que sí, sé que es difícil; pero también debemos saber que es nuestra oportunidad de que otros conozcan de su amor. Que puedan experimentar el amor de Jesús como lo podemos hacer nosotros de manera ilimitada.
Recordemos que le pertenecemos y esa pertenencia nos dispone a brillar. Aun donde veamos todo oscuro. Quizá hoy es un día difícil; pero es el momento de entender al 100% que le pertenecemos y esto nos permite saber que tenemos un Señor que nos ama incondicionalmente en nuestros buenos o malos momentos. (Sí, Él se hace presente en todo momento).
“Jesús, sólo anhelamos sentir tu abrazo cada día, comprender que te pertenecemos y que nada de lo que suceda se escapa de tu voluntad. Permite que donde estemos (no importa dónde) nuestro corazón y ser puedan demostrar quién es Dios”.