A partir de esa premisa es que nos planteamos cada artículo, cada entrevista que hacemos a los diversos actores sociales cristianos de la actualidad y cada tema a tratar con la responsabilidad que cada uno de ellos requiere. Por eso es que convocamos, frecuentemente, a profesionales en distintas áreas para que nos abran la mente con conceptos que desconocemos. Y todo ello, con un sentido de conciencia acerca de la necesidad de “crecer juntos” (sí, como nuestro slogan, “Creciendo juntos”).
Hay debates que, creemos superados en el ámbito de las iglesias evangélicas, y por eso es que no damos espacio a que nos disgreguemos generando polémicas infructuosas que no llevan a buen puerto. No obstante, algunos hermanos –de quienes no dudamos de sus buenas intenciones por defender la sana doctrina- insisten en sacar a luz ciertos temas que hoy día, amplían la grieta innecesariamente. Hemos experimentado que tras ciertas polémicas, se termina respirando un aire enrarecido en las redes sociales, una sensación de que las futuras interacciones ya no serán iguales. Y queremos evitar eso, porque nuestra intención es “edificar”, y no ser un agente que divida al pueblo cristiano solo por verter una opinión diferente o por el mero hecho de publicar algo que a un sector de nuestros lectores no les agrade.
Dicho esto, seguramente queda flotando la duda y la pregunta: ¿podemos debatir o no? Definitivamente, sí. Creemos en el sano debate para poder experimentar esa edificación, ese crecimiento, esa construcción de la que tanto hablamos. La Biblia dice que en la multitud de consejos hay sabiduría. Por supuesto, no especifica el formato, aunque podemos leer entrelíneas que el debate de ideas haya sido, en la antigüedad, la forma más común para lograr una unanimidad de criterios sobre algún tema. Pero la Biblia también nos marca un límite, cuando San Pablo recomienda a los creyentes, a través de Timoteo, que se eviten aquellas discusiones vanas que solo terminan en contiendas y dividen a la iglesia. Es evidente que, a pesar de que en la antigüedad no existían las redes sociales, muchos cristianos se la pasaban discutiendo para demostrar quién sabía más de las Escrituras. Pablo es claro, terminante y hasta antipático con su postura: “evita discusiones necias”, dice. Muy fuerte, si entendemos en su magnitud el significado de “necedad”.
Como mencionaba al principio, hay debates que creemos superados en nuestro ámbito, pero que por otra parte, nos damos cuenta, a la distancia, que son debates que no comprometen la salvación de las personas: que si la mujer puede ser pastora, que si el rock es de Dios o no, que si el arrebatamiento será antes o después de la Gran Tribulación, que si la mujer puede usar pantalones, que si existen los psicólogos cristianos, etc. Tantos y tantísimos temas en los que podemos apreciar en las redes sociales que se gastan minutos y horas, pero que nunca llevan a nada, porque son debates infructuosos, que no hacen a la salvación.
Pero por otra parte, como cristianos, nos merecemos debates serios, sobre aquellas problemáticas que sí tienen que ver con la vida de la iglesia y con la eternidad del ser humano. Necesitamos hacer un mea culpa por tanto tiempo dilapidado en discusiones estériles que solo alimentan nuestro ego, y empezar a poner en tela de juicio temas trascendentales donde el mundo que no conoce a Cristo necesita vernos con un criterio unificado.
Esgrimidos todos estos argumentos, sepan que desde las redes sociales de Vida Cristiana no seguiremos el hilo de quienes quieran plantear debates inútiles, que no hacen a la edificación del creyente. Por supuesto, somos gente de medios y creemos en la libertad de expresión y la no censura, por la cual no borraremos ningún comentario, pero como línea editorial, no le daremos continuidad a los mismos, al menos de nuestra parte. Solo nos prestaremos a aquellos intercambios de opiniones que nos parezcan significativos para la Vida Cristiana.
Edificar. Construir. Levantar. Que jamás olvidemos la razón por la cual dimos este paso importante en uno de los medios de mayor trayectoria en el ambiente cristiano de América Latina.
Damián Sileo
Editor de VidaCristiana.com