Hay una razón por la cual Jesús murió en la cruz: La humanidad toda habíamos pecado y estábamos sin esperanza y sin Dios. No podíamos cumplir la ley y necesitábamos un salvador. Dios mostró su gran amor enviándonos a Jesucristo a morir por nosotros.
Jesús sabía que su misión era morir. Una vez que los discípulos lo conocieron y vieron las maravillas que hacía, les fue revelado que era el Cristo. Desde ese entonces comenzó a decirles lo que iba a pasar con Él: “Tendré que ir a Jerusalén, y los líderes del país, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley me harán sufrir mucho. Allí van a matarme, pero tres días después resucitaré” (Mateo 16:21). El mayor logro de Jesús no fue resucitar sino morir; así cumplió su misión.
El grito final del Mesías fue “Consumado es”, cuya palabra griega es “Tetelestai”, del verbo “Teleo”: poner fin. Dicha expresión utilizaba un siervo para informarle al amo que había completado una tarea encomendada. También cuando una deuda era totalmente saldada. Jesús murió y pagó la deuda que teníamos con Dios.
La cruz era el elemento de tortura y muerte más atroz de ese entonces. Jesús le cambió el significado por esperanza. Antes las cruces estaban junto al camino para que todos conozcan el fin de quien se levantaba contra Roma. Hoy las podemos ver en los frentes de las iglesias como un llamado a hacer las paces con Dios, a tomar una nueva oportunidad. La cruz es el fin de la era de la ley y comienzo de la gracia, el fin del sacrificio e inicio de la guía del Espíritu Santo. Se pagó la deuda del Antiguo Testamento y comienza la misión de la iglesia. Jesús les pasó la posta a sus seguidores; ahora era su turno.
Acabamos de celebrar la Pascua de 2024 y la muerte de Jesús no perdió su poder. ¿Pero su efecto en nosotros es el mismo que con aquellos primeros seguidores? ¿Sabemos que tenemos una misión? El maestro nos enseña que “Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a morir en una cruz y a hacer lo que yo les diga” (Mateo 16:24). Jesús murió para cumplir su misión, pero nos enseña que nosotros debemos morir para iniciar la nuestra. Su final marca nuestro comienzo. No podemos tener una vida cristiana virtuosa con nuestras formas, nuestro esfuerzo, nuestro pensamiento, ni nuestras mañas. Jesús continuó: “Si sólo les preocupa salvar su vida, la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mi causa, entonces se salvarán” (v. 25).
Muchos hoy viven su religión en una constante lucha carnal por mantenerse vivos y terminan en un camino de apariencia y destrucción. Jesús nos enseña y revela que debemos morir, entregar nuestra vida voluntariamente para él ¡y viviremos!
Cuando Jesús murió el velo se rasgó, las piedras se partieron, las tumbas se abrieron y resucitó gente, hubo un terremoto y los soldados reconocieron que era el hijo de Dios. Si compartes las Buenas Nuevas, viviendo como los demás, no te creerán. Pero cuando decidas morir y Dios comience a manifestarse, todos reconocerán que eres hijo de Dios.
“El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que creen es poder de Dios” (1 Corintios 1:18) ¿Qué significado le vas a dar a esa cruz esta vez? ¡Desafíate a que el poder de Dios se vea en tu vida!
Todo superhéroe tiene un secreto. Si quieres ser un héroe de la fe debes conocer el tuyo, “Y el secreto es: Cristo vive en ustedes” (Colosenses 1:27). Jesús murió y resucitó. Si mueres a ti mismo, ese Cristo vivo estará dentro de ti y vivirás en el poder de Dios.
“Gracias Señor Jesús por morir en mi lugar, por cumplir tu misión y justificarme delante del Padre. Gracias por enseñarme hoy que la muerte para mí es el comienzo de la misión, reconozco que no puedo vivir el evangelio según mis formas, ni debo vivir para mí mismo y entiendo como el apóstol que ‘morir es ganancia’. Hoy decido morir y vivir para Cristo, para que el poder del mensaje de la cruz se manifieste en mí”.
Excelente. Comparte con sencillez principios muy profundos. Uno al leerlo se da cheque solo la gracia cu re nuestras insuficiencias, nuestros desatinos y nuestras distracciones.
Muchas gracias Pablo. Viniendo de usted, este comentario me honra.
Creo que debemos volver a la sencillez de Jesús a la hora de comunicar su mensaje tan profundo. “Entonces les explicó la Biblia con palabras fáciles, para que pudieran entenderla:” Lucas 24:45.
Ya espero su reflexión sobre la “sencillez”, será de mucho aporte al cristianismo actual y enriquecedor. Abrazo!