En el último informe sobre el futuro del empleo realizado por el Foro Económico Mundial (1), la “ciudadanía global” es una de las habilidades fundamentales que las personas deberían desarrollar. Estos inéditos conceptos en un mundo globalizado ya habían sido desarrollados en la Biblia y podemos confirmar sin lugar a dudas que la sabiduría radica en que Dios ya lo había diseñado primero.
El apóstol Pablo nos dejó escrito: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1 Corintios 9:22), un principio de adaptabilidad necesario para lograr alcanzar objetivos: Salvar algunos. Pablo también escribió lo siguiente: “…yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos” (1 Corintios 10:33), confirmando la necesidad de tener flexibilidad ante los cambios y de saber cómo obtener aquellos logros esperados ante situaciones específicas.
A este punto se nos presenta una situación que debemos transitar con inteligencia, saber adaptarnos a un mundo cambiante sin renunciar a los valores del cielo, llevar adelante estrategias de reino en una sociedad corrupta que presenta cambios vertiginosos.
Dios no solamente nos ha creado con capacidades de liderazgo, sino que nos impulsa a desarrollarnos como tales. Es Él mismo que nos quiere como cabeza y no como cola, por encima de todo y nunca por debajo, pero con la condición innegociable de obedecer y cumplir su Palabra (Deuteronomio 28:13).
El término “ciudadanía global” enfatiza que los individuos pertenecen a redes múltiples locales y no locales, que se desarrollan ante desafíos integrales en una realidad mundial, que no afectan sociedades aisladas, sino que deben tomar decisiones que tengan impacto colectivo. Estamos hablando de un liderazgo que se adapte al presente y que sepa entender los tiempos (1 Crónicas 12:32).
La palabra de Dios no nos da elección, sino que nos impulsa a ir por todo el mundo y llevar las buenas noticias a todos (Marcos 16:15). De alguna manera nos pone el mandamiento de desarrollar una “ciudadanía global”, de desarrollar un liderazgo adaptable y flexible en las sociedades que vivimos y nos desarrollamos, con la finalidad de llegar a alcanzar objetivos.
Así como Abraham fue llamado a salir de su tierra, de su zona de confort, para explorar un mundo que no le era natural a su formación, a su entorno y a sus propias vivencias (Hebreos 11:8), nosotros somos llamados a liderar los nuevos desafíos. Dios nos estimula siempre a ir más allá y ser representantes celestiales para impactar y conquistar los territorios a los que fuimos llamados y que necesitan tanto de nuestra versatilidad y pericia como hijos de Dios.
(1) Foro Económico Mundial. El Informe sobre el Futuro del Empleo 2023. https://es.weforum.org/publications/the-future-of-jobs-report-2023/