El nombre de las plantas suculentas proviene del latin succulentus, que quiere decir “sustancioso” y esto significa “que tiene mucho valor”.
El fondo de nuestra casa está lleno de suculentas, fueron pocas compradas por mi compañera de vida, Irma. Pero ¿cómo se explica la multiplicación de las suculentas y por qué cada mes hay que agregar estantes a la pared? La explicación es sencilla y ejemplificadora. Todos días Irma llega a casa, saluda, toma unos mates y acto seguido de manera religiosa se va al patio del fondo.
Y allí toma una de las suculentas y hace otra, siempre hay en stock tierra fértil y macetas para la multiplicación. Un detalle no menor, no sólo han quedado en casa muchas de esas suculentas, sino que otras están en otros jardines porque Irma las regaló.
Aprendí de este acto de jardinería que nuestra vida también va quedando en otras vidas. Muchas veces, sin darnos cuenta, nuestros actos buenos o malos van siendo sembrados en la vida de otros y estas se van multiplicando.
Aprendí que en el jardín familiar este proceso es exactamente igual. Lo mismo sucede en nuestros ámbitos de fe y laborales.
Cuando vamos de visita a las casas donde hay un suculenta que es fruto de la que está en nuestra casa, me emociona y pienso: “así es nuestra vida… vamos quedando en la vida de otros”.
“Señor, que, así como Irma hace el proceso que de una suculenta nazca una nueva suculenta, que nuestra vida vaya quedando en la vida de otros, que el Dios que portamos pueda ser sembrado en otros jardines”.