La Biblia nos menciona a muchos hombres y mujeres que vieron a Dios obrar en sus vidas. La ayuda y el favor de Dios llegó justo a tiempo. Tenemos a un Daniel en el foso de los leones, a un Moisés y el pueblo de Israel frente al mar y detrás de ellos Faraón para matarlos, Esther atreviéndose a presentarse ante el Rey sin que fuera llamada, Sadrac, Mesac y Abednego en el horno de fuego, aquella mujer viuda a quien venían los acreedores para cobrarse con sus dos hijos, la mujer sunamita a quien Dios le da un hijo y de pronto se le muere. Tantos por mencionar que no me alcanzarían estas líneas.
Hoy, mientras oraba por la mañana, le pedí ayuda con todo mi corazón al Señor Jesús, por una situación bastante complicada que estamos atravesando mi familia y yo, algo que simplemente se sale de nuestro control humano, y solamente Dios puede mover las cosas y obrar un milagro. De pronto, Dios me habló a través de esta escritura. Y más tarde se hizo presente, tocaron a la puerta de nuestra casa, y eran unos amigos y familia en Cristo que venían cargados con cajas y bolsas de despensa. Al ver eso, yo sólo lloraba y agradecía a Dios infinitamente, pues nuestra alacena estaba vacía y no sabíamos que comeríamos hoy.
Esto es algo que acabamos de vivir y ver la mano de Dios sosteniendo nuestras vidas y con este detalle decirnos: “No teman, yo les ayudo”. ¿Dónde es que te encuentras en este momento? Quizás estás pasando un tiempo de mucha limitación como nosotros. De pronto perdiste todo tu patrimonio y no sabes qué será de ti y los tuyos, o estás con problemas en tu matrimonio, atravesando un divorcio, perdiste a un ser querido, tienes una cuestión de salud donde médicamente ya no hay nada que hacer, perdiste tu empleo y no sabes qué pasará contigo y tu familia.
Sea cual fuere tu situación, ven a Jesús, recuerda que Él venció en la cruz, está vivo, por lo tanto, tenemos victoria en Él. Nunca llega tarde, su ayuda es también para ti.
“Señor Jesús, gracias, gracias porque siempre está tu oído presto para escuchar la oración de todo aquel que venga con un corazón contrito y humillado. Aquí estamos un día más creyendo que nuestra vida está en tus manos y que a los que te amamos todas las cosas nos ayudan para bien. Esperamos en ti sabiendo que nunca llegas tarde”.