El Mes de la Biblia es, más o menos, como el Día del Padre, el Día de la Madre o el Día del Maestro. Hay una fecha fija para conmemorarla, pero, en realidad, nos insta a una práctica cotidiana. “El Día de la Madre es todos los días”, solía decir mi mamá a modo de “recordatorio” de que no era sólo cuestión de darle un ramo de flores o una caja de bombones el tercer domingo de octubre (que es cuando se celebra en la Argentina) sino que cada día había que honrarla, respetarla y, mientras estuviésemos bajo el mismo techo, obedecerle. Y con la Biblia pasa lo mismo.
Existen múltiples beneficios que Dios nos otorga a causa de la honra a los padres, entre los que se destaca la “largura de días”. No significa que vamos a vivir mil años o que tendremos días de 25 horas. No. Pero sí va a ser notable la calidad de vida con la que transitemos lo que nos resta de tiempo sobre esta tierra, recibiendo, en igual o mayor medida, esa honra por parte de nuestros hijos. Ajustar nuestra vida a los designios de su Palabra, nos ofrece lo mismo: buenas consecuencias para nuestra vida.
Recorriendo la Biblia, vamos a encontrar múltiples citas en la que se nos habla de los beneficios de leer su Palabra cada día y de dejarnos llevar por sus sabios consejos. También destaca sus cualidades, su poder, su eternidad, su capacidad para darnos aliento en momentos de dificultad, fortaleza en momentos de debilidad, consuelo en momentos de pérdida, etc.
Demás estaría aclarar las consecuencias de no hacerlo. Entonces, la decisión es nuestra: ¿viviremos una vida a la deriva, sin saber qué camino tomar por falta de un consejo bíblico? ¿Jugándonos a la suerte cuando podemos caminar sobre un sendero iluminado por su Palabra? ¿O iremos a puerto seguro, navegando en mares embravecidos, pero en el conocimiento para manejar el barco, conocimiento que nos ha dado la lectura de Sus indicaciones?
“Señor, ayúdame a vivir de acuerdo a tu Palabra, a actuar de acuerdo a tu Palabra, a arrojarme confiadamente a tus brazos de acuerdo a tu Palabra. Que cada día pueda ajustar las decisiones que tome para mi vida y la de mi familia, acorde a lo que tu consejo nos depara en las Escrituras”.