Muchas veces me ha ocurrido que compartiendo la Palabra de Dios algunas personas han respondido de la siguiente manera: “Sé que necesito a Dios, pero tengo muchas actividades y compromisos y no cuento con el tiempo suficiente para asistir a una iglesia”. Otras, en cambio, comentan: “Soy muy joven para asistir a una iglesia, quizás cuando sea mayor me meta en esas cuestiones de la religión”.
Siempre me agradó la reflexión de Salomón en Eclesiastés 12:1 que argumenta: “No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: La vida ya no es agradable”.
Otros pasajes que me llevan a comprender sobre la brevedad de la vida se encuentran en el Salmo 103:15: “Nuestros días sobre la tierra son como la hierba; igual que las flores silvestres florecemos y morimos” y lo expuesto en Santiago 4:14: “¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece por un rato y luego se esfuma”.
Muchas personas rechazan a Jesucristo y al mensaje del Evangelio diciendo que quizás más adelante puedan plantearse el acercarse a Dios. Sin embargo, nadie sabe cuánto tiempo le queda de vida. Para los cristianos la eternidad es una realidad, y Jesucristo, como expresa 1 Timoteo 2:5, es el único “mediador que puede reconciliar a la humanidad con Dios”. Me encanta pensar a Jesús como mi único mediador con Dios. Elegí creer en Él y fue la mejor decisión que he tomado en la vida, aceptarlo como Salvador y pasar a ser una hija de Dios.
La Biblia enseña en 2 Corintios 6:2: “Hoy es el día de salvación”. Mi consejo es que sin importar la edad que tengas puedas acercarte a Dios y establecer una relación con Él por medio de la fe en su Hijo Jesucristo. El evangelio ofrece la oportunidad de vivir una vida plena y con propósito.
“Señor Jesús, mi oración es por todas aquellas personas a las cuales les llegue este devocional, para que puedan tener esa decisión de creer en ti y elegir el camino correcto de una vida de fe sencilla y profunda en Dios, la cual los llene de esperanza para enfrentar el diario andar”.