No eres tú, soy yo. También es el título de una película argentina de comedia dramática de 2004. Me atrapó el nombre de este film. Y pensaba en las actitudes que, como seres humanos, tenemos muchas veces. Actitudes contrarias al título de este largometraje.
Me explico mejor. Hablo de aquellos comportamientos que nos llevan a decir cosas como: ¡La culpa la tiene ella! Por eso soy así.
Ella dice: ¡Él no valora el esfuerzo que hago, ni tampoco me valora a mí!
Alguien dice: Son todos hipócritas y desagradecidos, cuando me necesitaron estuve. Y ahora que los necesito no están, por eso estoy así.
Y pudiera escribir muchas más frases de personas enojadas con los demás.
Esto de echarle la culpa a los otros, no es nuevo. Cuando Dios le pregunta al hombre si había comido del árbol prohibido, Adán acusa a su mujer Eva. Cuando Eva es interrogada por Dios, acusa a la serpiente. Y cuando la serpiente es interrogada, ya no tenía a quien echarle la culpa.
Reconozcamos nuestros errores. No busquemos culpables. Si nos hemos equivocado, hagamos como hizo el hijo pródigo, que reflexionó y dijo: “Iré a mi padre y le diré: He pecado contra el cielo y contra ti”. Se dio cuenta de su error.
Si te sientes identificado/a, te invito a que hagas esta oración:
“Señor, ayúdame a reconocer mis errores. A no buscar más culpables. Sana y cicatriza las heridas de mi corazón para que pueda disfrutar de la vida plena que tú me das y así ser bendición para otros”.