Esta pregunta de Jesús a los doce me impacta siempre que la leo, porque es el Salvador de la humanidad diciéndole a los humanos (a quienes vino a rescatar) que si no quieren la salvación están en la libertad de no aceptarla. ¿¡Quéeeeee!? Sí, eso, ¿no quieren la salvación? Pueden irse, pueden seguir su camino.
Jesús venía hablando de que Él es el pan de vida, de que es necesario comer su carne y beber su sangre (no es ni canibalismo, ni vampirismo), que es una expresión para decir que lo que Él tiene para dar es eternidad, todo lo que sale de Cristo es eternidad para quien lo quiera recibir. Y ese camino que hay que seguir para llegar a lo eterno es duro, es angosto, y nos lleva hacia la vida abundante y eterna. Jesús había dado de comer a más de 5000 personas, a raíz de esto y de otras cosas que pueden leer en Juan 6:22-71, Jesús da el ejemplo de que los judíos de antaño comieron el maná y aún con ese alimento que Dios proveía, sus ancestros murieron, pero si comían del pan de vida, que era el mismo Cristo, no morirían sino que vivirían para siempre (Jn. 6:50,51).
Claro, cuando algunos de sus seguidores escucharon estas palabras se dijeron: “es demasiado, ¿quien puede seguir este camino?” Recuerden esto, Jesús venía de alimentar a más de 5000 personas, de caminar sobre el agua, de que la gente lo busque a rabiar, de que le pidan señales, y Jesús explica lo que escribimos en el párrafo anterior, pero para algunos de sus discípulos era demasiada exigencia. Entonces, Jesús, sabiendo que murmuraban entre ellos, lanza, a los doce, la pregunta que me estremece: “¿Queréis acaso iros vosotros también?” En buen argentino les dijo, “¿ustedes también se quieren piantar?” ¡Qué pregunta! Créanme cuando les digo que me estremece, pero acá aparece Pedro con una pregunta/respuesta, “¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
El camino de Cristo, siguiéndolo verdaderamente no es fácil. Pablo le dice a Timoteo que quien quiera vivir piadosamente en Jesús sufrirá persecución. Nuestra respuesta debe ser la de Pedro: “¿a quién iremos?” A Jesús, sólo Él tiene palabras de vida eterna porque es el Hijo del Dios viviente.
“Señor, que siempre recordemos que podemos ir a ti, quien eres el único que tiene palabras de vida eterna para nuestra vida”.