Finalizó el primer trimestre del 2023. ¡La velocidad con que transcurre el tiempo es increíble! Notarás que de ayer a hoy nada (personas y circunstancias) ha cambiado. Esto se debe a que el cronos (línea de tiempo real) no tiene magia en sí mismo y que los cambios se producen de adentro hacia afuera. Entonces, la oportunidad de generar cambios ¡es hoy! Siempre. Reflexionemos juntos: (Haz una lectura lenta y comprensiva)
1. Los cambios no ocurren, se construyen.
Toda obra se sueña, se decide, se planea y luego, sí, ¡a trabajar! No malgastes el tiempo esperando que los demás te den o cumplan lo que tú mismo debes realizar. Descubre que hay más placer en construir desde cero, que alcanzar lo que ya se nos da hecho según el interés de otro. Hazlo tú.
2. Los cambios se deciden.
Es tu responsabilidad alcanzar tus objetivos. No esperes inerte que tu contexto cambie, para sentirte o verte beneficiado como consecuencia. Toma decisiones personales para encarar correctamente una nueva obra en tu vida. Tu casa no va a “mejorar” cuando las de tus vecinos se deterioren. Lo mismo contigo, decide construir tu vida.
3. Realiza los planos y elige las herramientas.
Dibuja, ponle nombre o forma a lo que quieras alcanzar o visualízalo en tu mente (yo pongo imágenes como fondo en la pantalla de mi PC) y selecciona las herramientas o recursos más eficaces para poder lograrlo. La improvisación es hermana del fracaso. Muchas veces no terminamos una tarea, no porque no le pongamos esfuerzo, sino porque lo hacemos de forma improvisada o equivocada.
4. Elige un buen arquitecto que te guíe.
Por el ímpetu o cercanía del trabajo, no hacemos un paso hacia atrás para observar cómo vamos; nos perdemos formas y detalles para tener mejores resultados. Deja que Dios sea el arquitecto de tu vida, decisiones e inicios. Él tiene el plano completo de tu vida en sus manos y te ve como obra completa. Te ahorrarás muchos “dolores de cabeza” si sigues sus instrucciones para edificar; ellas te garantizarán llegar a materializar tu meta.
De ti depende.
“Señor, gracias por hablarme con tanto amor, por irrumpir e insistir en medio de la rutina para desafiarme a creer en los maravillosos proyectos que tienes para mí. Gracias porque tu voluntad no está condicionada al paso de los días pero hoy me hiciste entender que necesita de mi decisión para activarse. Sé el arquitecto de mis intentos y esfuerzos, enséñame a disfrutar el proceso”.