Más de dos décadas pasaron desde aquel álbum en el que Alex Campos mostraba que era un “distinto” en el ambiente musical cristiano y 25 años ya de su primera incursión con Misión Vida y aquél memorable “Tiempo de la cruz”. ¿Cuánta agua pasó debajo del puente que une estos discos con “Vida” y con su más reciente lanzamiento “Bendito amor”? ¿Qué se mantiene del Alex Campos de hace un cuarto de siglo a este Alex que parece ser una fábrica de incesante producción de canciones? ¿Cuál es el pensamiento crítico de este cantautor cuando se lo saca de la música para hablar sobre la familia, la política, la iglesia y las luchas cotidianas del ser humano?
¿Qué diferencias sustanciales encuentras entre el ámbito de la música cristiana latina de tus inicios y el de la actualidad?
Creo que el recurso de la amistad y las personas que uno conoce a lo largo del camino suma a la calidad de lo que quieres lograr. Y ahí, creo yo, puedo encontrar la diferencia entre mi música del inicio y la actual. Desde mi experiencia en el primer álbum del ’99 hasta este, hay mucho aprendizaje. En aquél hay muchos errores y deficiencias, falta de recursos económicos como para hacer videos y otras cosas que podemos hacer en este tiempo. Pero se han sumado amigos productores que enriquecen el trabajo de forma especial y eso es una riqueza que fuimos adquiriendo con el tiempo y que no han tenido los primeros discos.
“Los Grammys, los aplausos y las palmaditas en la espalda tienden a ser un arma de doble filo”
¿Cómo te afectó la pandemia? No sólo en lo personal, sino también en lo artístico. ¿Encontraste en esta crisis global alguna suerte de musa inspiradora a la hora de componer?
Para ser sincero, no puedo decir que me afectó en sí, y si tuviera que usar la palabra “afectar” diría que me afectó para bien. De alguna forma la gente se volcó a todo tipo de plataformas a buscar cualquier cosa que la acercara a Dios, y entre eso, se encontró con mi música. Entonces las vistas de los videos, los mensajes que logramos hacer, las canciones y el catálogo que yo tenía se consumió de manera muy fuerte. Fueron años de mucho trabajo, de mucho dar y animar y orar por la gente, hablar contra la soledad y la depresión, algo que era un común denominador en las personas. Fue un tiempo muy especial, de aprovechar a disfrutar a mi familia y de hacer muchas cosas que por viajar no hacía, así que, podría decir que, por ese lado, el tiempo de la pandemia fue de bendición para mi vida.
¿Cuánto mueve tu amperímetro el logro de un premio como el Grammy Latino?
Un Grammy Latino te mueve más por las puertas que se abren. Estos premios te dan la posibilidad de vivir en países como Estados Unidos con papeles, con legalidad, te da entradas a diferentes países… pero la agenda no es afectada. El Grammy no me dicta lo que tengo que hacer en función de mi agenda, o dónde tengo que ir con mi música. Pero sí es un recurso lindo que Dios nos da para que se abran puertas y conocer gente linda al momento de llegar a plataformas y medios diferentes, a ciudades nuevas…
Convengamos que la obtención de un premio así es un arma de doble filo. En el artista cristiano, ¿cuál es la línea que separa la alegría por el reconocimiento, de la presunción de estar por encima del resto?
Creo que no sólo los premios sino el aplauso y las palmaditas en la espalda tienden a ser un arma de doble filo. Es lindo el reconocimiento, es lindo recibir premios, te abre puertas, pero tienes que estar siempre muy consciente de mantener tus pies en la tierra y de entender que si estás ahí es por Dios porque cualquier otro lo puede hacer, a cualquier otro Dios puede darle la capacidad o el talento y que no estamos ahí por mérito propio en ningún instante. Y tiende a ser un arma de doble filo porque el orgullo, el yo y la falsa humildad tienden a manifestarse. Es allí donde tus rodillas tienen que mantenerse ancladas en la cruz de Cristo para poder recibir los aplausos, porque tenemos que tener la capacidad de aprender a recibirlos, pero también de aprender a darlos y honrar a otros que están sirviendo a la par contigo.
“Si un pastor se dedica a la política, debería dejar el pastorado”
A pesar de esto, algo que se palpa es que la industria musical cristiana sigue siendo un nicho, una sección en el orbe artístico general. Por ejemplo, en los Grammy existe la sección “Disco de música cristiana”, donde convergen artistas cristianos de diferentes estilos. ¿Qué falta para que una banda cristiana de rock, por ejemplo, esté nominada en el rubro “Bandas de Rock” en lugar de estar en una sección de música confesional?
Creo que lo que falta dentro de todos estos premios para que los diferentes géneros de la música cristiana puedan competir en los rubros es que las categorías tengan mucho más apoyo. La música cristiana hoy es muy consumida, muy escuchada, pero hay muy pocos votantes en la categoría cristiana. Necesitamos que cada músico que tenga los créditos y la posibilidad de ser parte y miembro de estas academias, sean parte y que con nuestra voz y nuestro voto levantando nuestra mano podamos llevar la música cristiana no solamente a nuestra categoría sino a otras. Yo he estado varios años postulándome a otras categorías. Lo logré con el disco de música mariachi “Momentos”, de estar postulado en el rubro “Mejor Álbum Regional Mexicano” en el Grammy anglo, y eso fue un gran logro, el sólo hecho de haber estado nominado. Hay que trabajarlo, pero necesitamos ser muchos más los que seamos parte de esto”.
“Hace falta mucha más honestidad en que nosotros como líderes hablemos también de nuestras luchas porque cuando hablas de tus momentos bajos, de alguna forma eso te acerca mucho más a la gente”
Cambiemos abruptamente de tema. Si hay algo que causó problemas no menores en el ámbito eclesiástico, es la discusión política. Está claro que, salvo excepciones, en los distintos países, el voto cristiano es independiente; no hay una bajada de línea desde el púlpito para sufragar a la “derecha” o a la “izquierda”. Y eso ocasiona conflictos en las redes sociales entre los mismos hermanos en la fe. Venimos de años en que los cristianos no se metían en estas cuestiones, para pasar a politizarse en demasía. ¿Crees que la iglesia exageró en su involucramiento en la vida política? Según tu visión, ¿cuál debiera ser la postura de un cristiano en relación a la política partidaria?
La política es un tema muy especial. Ahora como líder cristiano yo tengo la obligación de mostrar qué es lo que hay en el corazón de Dios, qué es lo que hay dentro de su Palabra y qué es lo que Dios quiere para nuestras vidas. Dentro de esa línea yo aconsejo a la gente a orar a Dios y que Él le muestre a través de su Palabra, consejos y múltiple sabiduría que el Señor nos trae para poder levantar nuestra voz. Sí necesitamos levantar nuestra voz, sí necesitamos votar y no nos podemos quedar callados. Sí espero que en algún momento haya un presidente o candidato cristiano, pero no estoy muy de acuerdo con que los pastores se dediquen a la política. Sino que deje el pastorado, pero no se puede estar en los dos bandos. Un pastor está para aconsejar y guiar al pueblo, pero no para dedicarse a la política. Pero la iglesia, de alguna forma, sí necesita, más que involucrarse en la política, guiar al pueblo para que quienes amamos al Señor hagamos parte allí de la política. Sin decir a quién tienen que votar, pero sí guiar a la gente para que tomen una decisión sabia.
¿Cuáles son aquellos temas que, a tu criterio, nos está faltando abordar como iglesia, tanto desde el púlpito como en la discusión cotidiana?
Creo que hay muchos temas que no se hablan por temor. En la iglesia no se habla mucho del LGTBI, de los problemas de la gente que tiende a autopercibirse mujer, hombre o cualquier otra cosa, tal vez por temor a que te cierren o te callen la voz. No se habla mucho de esos temas. Hace falta mucha más honestidad en que nosotros como líderes hablemos también de nuestras luchas porque cuando hablas de tus momentos bajos, de alguna forma eso te acerca mucho más a la gente. A veces la gente ve en los pastores y líderes a personas tan inalcanzables y tan perfectos, como que están en otra esfera, que a veces desanima seguir el cristianismo porque se piensa que uno no va a llegar jamás a ese nivel. Pero cuando muestras que también eres vulnerable, que tienes tus temores o que eres tentado por diferentes cosas, pero que te mantienes agarrado de la mano de Dios, creo que una predicación de esa honestidad haría una iglesia mucho más sana.
Vivimos una época en que los valores familiares están siendo vapuleados por ideologías que, visiblemente, buscan disolverlos o, en el mejor de los casos, relativizarlos. En las mismas iglesias puede verse posturas ambiguas sobre temas que, se suponen, son superados. ¿Cuál es tu aporte, desde lo comunicacional y lo artístico, para recuperar estos valores?
El valor que Dios le da a la familia es algo muy poderoso y especial. Creo que no sólo desde mi música trato de honrar este regalo de Dios cantándole canciones a mi esposa o mi hija o hijo, sino haciéndolos partícipes. Si ves en las redes sociales, normalmente estoy hablando a favor del matrimonio. Hemos tenido serias (sic) para hablar del matrimonio, para hablar con nuestros hijos, darles consejos, y voy a seguir siendo intencional en trabajar en pos de estos valores. Sobre todo, el de la familia. Creo que es algo muy especial que Dios nos ha regalado y como cristiano quiero presumir de ese regalo y aun de las luchas que tenemos como familia y como matrimonio. Eso es algo que como artista lo voy a seguir dando a conocer tanto en mis canciones como en mis reflexiones a través de las redes o cuando me toque pararme en una tarima.
“El próximo disco tendrá mis primeras canciones que aportaré para cantarlas y que sean parte del programa del domingo en la congregación”.
Volvamos a la música. Iniciaste el año con una canción cuyo video nos acorrala, en algún sentido, contra nuestra hipocresía. Ese Jesús que aparece siempre en el momento crítico, también lo hace cuando nuestra caída es inminente. ¿Pensaste en mezclar una lírica apacible con una escena fuerte que nos confronte o salió de casualidad?
El video de “Bendito amor”, aparte de entender que Jesús ha sido parte de nuestra vida, -porque de eso se trata la canción-, Jesús se hace parte de cada momento de nuestra existencia, independientemente que lo sintamos o no lo sintamos, o que lo veamos o no. Porque a lo largo del camino son muchas las veces que no lo sientes ni lo escuchas. Es por fe que nosotros caminamos con Jesús. Es una canción muy linda pero que, en realidad, parte de nuestra vida Jesús entra a decirnos: “Hey, cuidado, por ahí no. Vas a caer”. Te va a mandar señales para que no digas “a mí nadie me dijo, nadie me advirtió que esto era pecado”. La gente no cae en pecado sin darse cuenta. Son pequeñas secuelas que van sucediendo hasta caer, pero Jesús va a estar allí para decirte: “Cuidado, aquí estoy”. En el video uno se da cuenta cómo Jesús se hace parte de esos momentos, pero también del momento que vas a cometer un error, a caer, hay algo que pasa que tú te darás cuenta de que es Dios quien te está mandando señales para evitarte una caída, un dolor.
Por último, nuestro “servicio secreto” averiguó que tu próximo disco incursiona en aspectos musicales que aún no habías explorado. Analizar toda tu discografía es darse cuenta de que sólo te faltó hacer canciones de heavy metal. ¿Con qué vas a sorprender a tu público en tu próximo álbum?
Todavía hay muchas cosas que me faltan descubrir en la música. Me gustaría hacer algún día algo sinfónico, con alguna orquesta filarmónica. Me parecería algo muy especial. Nunca he hecho heavy metal, creo que mi voz no se da para el género (risas) y no lo he intentado. Pero el próximo disco, que espero estrenarlo este año, es el primer disco eclesiástico, con canciones que son para cantar dentro de una iglesia. Más allá de lo reflexivo, son canciones para adorar a Dios, con nuestro lenguaje, nuestra jerga cristiana, de exaltación, de glorificar a Dios. Serán mis primeras canciones que aportaré para cantarlas y que sean parte del programa del domingo en la congregación.