Para aquellos en el ministerio, la fila solía ser corta para obtener una Green Card antes de que expiraran sus visas. Pero eso cambió en marzo pasado cuando el Departamento de Estado anunció que había estado colocando en la fila equivocada decenas de miles de solicitudes para menores abandonados o abusados de Centroamérica durante los últimos siete años.
Desde mediados de la década de 2010, un número creciente de jóvenes de Guatemala, Honduras y El Salvador han solicitado tarjetas de residencia o asilo humanitarios después de cruzar ilegalmente a Estados Unidos. Entonces, el departamento comenzó a agregarlos a la cola general con el clero. Este cambio significa que actualmente solo se están procesando las solicitudes presentadas antes de enero de 2019, lo que adelanta unos meses a los menores centroamericanos, pero deja los líderes religiosos con una espera de casi cinco años para obtener las tarjetas de residencia a medida que expiran sus visas.
“Están haciendo todo lo que se supone que deben hacer y, de repente, están totalmente aplastados”, dijo a Associated Press Matthew Curtis, un abogado de inmigración en la ciudad de Nueva York. “Es como una bomba en el sistema”.
Los abogados estiman que ahora hay tanta gente en la cola que la espera dura al menos una década porque sólo se pueden otorgar 10.000 de estas Green Card anualmente.
Como resultado, los ministerios y otras organizaciones religiosas probablemente dejarán de contratar trabajadores extranjeros precisamente cuando más se los necesita debido a la creciente demanda de líderes de congregaciones de inmigrantes que puedan hablar otros idiomas además del inglés y comprender otras culturas.
“En todas las tradiciones religiosas, hay pocas opciones para que estos trabajadores continúen con su ministerio en los Estados Unidos”, dicen los abogados. Como mínimo, necesitarían viajar al extranjero durante un año antes de ser elegibles para otra visa temporal de trabajador religioso, y repetir ese proceso, pagando miles de dólares en tarifas, durante toda la década, o durante el tiempo que su solicitud de tarjeta de residencia permanezca pendiente.
En una publicación en las redes sociales, el periodista Jonathan Choe señaló lo irónica que es la situación y escribió: “Los líderes religiosos suelen ser los primeros en la fila para ayudar a los inmigrantes ilegales”.
La Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración y líderes religiosos, como el cardenal católico de Chicago y coaliciones de pastores evangélicos, han presionado a la administración Biden y al Congreso para solucionar el problema.
“La solución más efectiva e inmediata sería que el Congreso eliminara de esta categoría las solicitudes de menores vulnerables”, dicen los abogados.
“No deberían enfrentarse entre sí en la competencia por visas”, dijo Matthew Soerens, quien dirige la Mesa Evangélica de Inmigración, una organización nacional de defensa de los inmigrantes.
Fuente: Mundo Cristiano
