Pablo, desde la cárcel, seguía atento al crecimiento de cada pequeña comunidad y buscaba cumplir la voluntad de Jesús. Mientras él estuviese retenido la obra seguía avanzando y creciendo con sus colaboradores.
Timoteo (Gr. Timáo-Theós) significa “aquél que siempre ama”. No es casualidad que el apóstol haya pensado en su joven discípulo para enviarlo a los filipenses. Timoteo representa un cristianismo de amor y servicio, esa visita que cualquiera quiere recibir.
El evangelio es para todo el mundo, son muchos los llamados, pero pocos los escogidos. Pablo reconoció que Timoteo era único y escogido para esa misión cuando afirmó “nadie como Timoteo”. El término genuino (Lat. Genus) habla de “linaje”, sólo aquellos que son hijos de Dios actúan como Él. Dios quiere despertar una generación de cristianos comprometidos, que aman siempre y se preocupan con sinceridad por el bienestar del prójimo.
Usualmente solemos confundir el bienestar con la estabilidad económica. Sin embargo, la raíz hebrea de ese término –Shalown-, se refiere a “paz”, “armonía”. La gente necesita bienestar, tus compañeros de trabajo necesitan armonía, quizás tu profesora necesita paz. Busquemos oportunidades de hacerle el bien a todos (Gálatas 6:10), seamos visitas de luz entre tanta tiniebla, que cambien vidas con el amor revolucionario de Jesús.
Pablo deja una dolorosa descripción de un gran grupo, también iglesia, que se ha encerrado en sí mismo, con el peligro de la indiferencia e insensibilidad, preocupados sólo de sus actividades exclusivas. Y el ego, la arrogancia de creerse los únicos llamados. “No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás” (Filipenses 2:4).
Volvamos a lo que es importante para Jesucristo, seamos esa generación de Timoteos que visita en la semana a los demás con amor, salgamos de la comodidad de nuestras actividades. Llevemos la paz del Señor, compartamos las buenas nuevas que transforman vidas. En definitiva, de eso se trata el cristianismo.
“Jesús, te pido perdón por vivir encerrado en mí mismo. Comprendo que no me llamaste para ser exclusivo sino para visitar con tu amor a quienes todavía no te han conocido y armonizar sus vidas con tu Espíritu Santo. Úsame Señor, cuenta conmigo”.