El Dr. Javier Churruarín, médico de profesión y pastor por vocación, cuenta cómo se venía preparando para la tarea que hoy lo tiene liderando no sólo a la congregación en Goya, sino a más de 150 filiales en todo el país: “Como diría José luego del final del proceso en Egipto: ahora entiendo que fue Dios”, relata con entusiasmo. Y prosigue haciendo un racconto histórico: “Inicié mi carrera universitaria con el llamado a servir a Dios. Y así Él me fue llevando en el proceso de preparación, de médico, especialista, master en gestión de la salud y facilitador de sistemas comunitarios, sirviendo primeramente a los de la familia de la fe y a la comunidad en cada escalón alcanzado.
En 1998 Dios nos llamó, con mi esposa e hijo pequeño, al ministerio junto a nuestro padre y pastor en la ciudad de Goya. Desde ese día nos preparamos en el terreno de forma ministerial, teológica y en el liderazgo, poniendo en práctica, bajo la tutoría del pastor Juan José todo lo sembrado por Dios”.
No se cumplen 50 años todos los días, por lo que uno imagina un sinnúmero de historias y anécdotas que han sucedido a lo largo de este tiempo. Entre aquellas escenas que Javier rescata a la hora de hacer memoria sobre los inicios de esta congregación, no puede sino hace una memoria fotográfica de sus inicios. “La escena que más me ha marcado en la memoria de nuestros inicios, es el estar junto a mi madre y padre viviendo los primeros días en la tierra que Dios nos había enviado, Corrientes, siendo la única familia en otra tierra, con otra cultura, sin aparente futuro. Una locura.
Sin embargo, Dios estuvo presente cuidándonos. Nunca nos enfermamos en años, nunca nos hizo falta nada y comprobamos que la sustancia con la que Dios crea, y nos creó, es lo invisible.
Mirando atrás en la obra podemos comprobar viendo dónde, cómo, con quién, etc., realmente como dice uno de nuestros slogans: Somos el deseo de Su corazón.
¡Y es así! ¡No se cumplen todos los días! Es más, no creo en lo natural volver a cumplir otros 50 años en la obra, por lo que lo vivimos intensamente”.

Cuando se habla de legado, generalmente se piensa en una continuidad de lo que dejó un antecesor a modo de calco. Churruarín enfatiza que “el legado que nos ha dejado nuestro fundador es justamente la fidelidad al llamado y a cumplir con nuestra asignación. Teniendo un presbiterio nacional de obreros de la primera hora y hasta la actualidad en las horas subsiguientes, con el cual en un mismo Espíritu guiamos la grey”. Cabe resaltar que actualmente, Javier es el pastor principal de este equipo que pastorean a más de 150 iglesias.

Los medios locales de Goya dan cuenta de las próximas celebraciones que se realizarán por este medio siglo de presencia en la ciudad. Lo cual deja a las claras la influencia que la iglesia ejerce en la comuna. “Hay un testimonio que podemos ver reconocido en todas las áreas sociales”, cuenta Javier. “Siendo una iglesia familia, viviendo el amor de Dios, que alcanza al necesitado, anuncia las buenas nuevas y hace discípulos. En estos últimos años desde nuestra la iglesia y la Fundación San Lucas, con la dirección del Lic. Pablo Churruarín (mi hermano) y la co-fundadora Sara Mabel (mi madre) se ha llevado a otro nivel el cuidado de los pobladores de nuestra región, llevándolos a una transformación de sus vidas”.
La intriga está acentuada en cómo se prepararán para recibir su primer medio siglo de trabajo en el Reino. “La fiesta de Dios y su pueblo en Goya será memorial y esperamos miles de participantes, pudiéndonos seguir desde las redes en los preparativos el 9 de Setiembre con transmisión en vivo”, declara con visible fervor.

Pero cuando se terminen los festejos, la vida continuará, la obra seguirá su curso y el rescate de las almas sigue esperando quien lo lleve a cabo. “Desde la partida de nuestro pastor realmente comprobamos la palabra que él nos diera en su momento: ‘Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto’ (Jn 12:23-24). Fue difícil comprenderla, pero estamos viendo no sólo en Goya sino en todo el país y más allá de nuestras fronteras, obras que se han ido abriendo, nuevos obreros de relevo para los próximos 50 años y una guía del Espíritu clara en cada año del proceso de sobreedificación en el que nuestro Señor y Dios desea llevarnos”.