Hace varias semanas que me empecé a interesar mucho en este discípulo en particular; si bien ningún personaje de la palabra pasa desapercibido, Mateo ha llamado poderosamente mi atención.
Hablamos de un publicano, recaudador de impuestos, trabajaba para el gobierno romano. Se dice que su profesión le aseguraba cierta estabilidad económica-financiera y que para ello requería que tuviera una educación buena; además de hablar griego y arameo. Sin duda, hablamos de alguien que “aparentemente” no tenía necesidades físicas; pero había una necesidad aún más grande. Llenar el vacío. Su llamamiento es realmente digno de prestar atención.
El resto de los discípulos estaban sorprendidos porque lo eligió a él y hasta debo decirte que “cuestionaron” su llamado; pero Jesús, quien ya veía lo que Mateo sería en la Gran Comisión, disfrutaba de ver esa transformación. El corazón de Mateo se estaba preparando para ese gran día en el que Jesús le dijera –Sígueme-. De tan sólo pensarlo se conmueve mi corazón. Pensar en ese momento exacto en el que Mateo dejó todo y lo siguió. Fue sólo una cuestión de actitud.
Observemos que Jesús dejó de lado el estereotipo, el juicio que todos quizá tenían depositado en Mateo. Él lo disipó automáticamente. La palabra “Sígueme” pasa de ser una orden a la misma salvación.
Nos encontramos en una sociedad donde estas escenas son cotidianas. ¿Cómo, no sabías que aún hay personas que sólo cuestionan a otras? Sí, las hay. Y eso es, muchas veces (por no decir siempre), el impedimento para que otros puedan tener ese cambio de actitud y conocer al mismo Jesús que se encontró con Mateo y el cual transformó su vida.
En este día te invito a que pensemos en todas esas personas que están siendo llamadas; pero el prejuicio está sobre la actitud y deseo de corazón. Quizá seamos nosotros los que debamos asumir primeramente ese cambio de actitud para que más se sumen a la Gran Comisión. Es más sencillo de lo que pensamos y más práctico de ejecutar de lo que creemos. Recordemos: Es solo una cuestión de actitud, aceptación… Amor.
“Jesús, sólo anhelo que cada día de nuestras vidas podamos ser más como Mateo; en ese momento cuando dejó todo por seguirte. Que nuestro corazón se estremezca al escuchar tu llamado en cada momento de este día”.