Meditando es este verso, en esta época tan especial, se venían a mi mente algunas imágenes de Cristo y sus seguidores, y pensaba: ¿la manifestación más grande del amor de Dios y el centro del evangelio, se describen como sacrificio, muerte, dolor? Y mirando a sus seguidores, una sensación de soledad, de desamparo, abandono, ruptura, separación… ¿cómo esto es amor? ¿Y qué es el amor para el hombre?
Nosotros tendemos a visualizar el amor como algo hermoso, dulce, definitivamente, no doloroso, así percibimos la idea del amor. Y sí, esto también es parte del amplio espectro del amor. Entonces, ¿dónde emergen estas visiones tan opuestas? Todos hemos experimentado el amor de Dios en toda su amplitud, desde una caricia suave y un susurro consolador hasta un huracán que nos desgarra. Y muchas veces esta manifestación del amor de Dios que nos desgarra, es la que nos transforma, nos hace más fuerte, aumenta nuestra fe y es difícil allí visualizar a un Dios compasivo, bueno y misericordioso. Pero lo es, claro que lo es, simplemente no lo podemos ver y mucho menos entender.
¿Cómo entendemos que Dios es amor cuando estamos rodeados de violencia, injusticia, opresión, pobreza, abusos, desigualdad? ¿Qué tan transformado tiene que estar nuestro corazón y nuestra mente para entender y valorar en profundidad el amor de Dios? ¿Cuál es el verdadero concepto del amor de Dios? La respuesta no es fácil. El pecado y la muerte son el origen de tanta maldad y Dios en su infinita misericordia, venció el pecado dando lo más valioso que tenía y trayendo una solución permanente al aguijón que nos asedia. ¡Cuán grande es el Amor de Dios! Pero era necesario el sacrificio. Allí emergen los dos puntos tan distantes del amor: en Cristo, que luego de sufrir, morir y resucitar, dio paso a la manifestación más amplia del amor, la vida, el gozo, la libertad y la paz.
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que aun siendo pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8). ¿Cómo lo entendemos? Solamente con una mente y un corazón transformado y renovado por el amor de Cristo.
“Señor, transforma mi mente y mi corazón por medio del evangelio, para poder ver, entender y recibir tu amor en toda su plenitud y que este amor en mí, impacte la vida de otros”.