Autora: Lis Milland
Editorial: Casa Creación
Páginas: 224
El libro ya comienza con unas hermosas anécdotas de personas que han tenido la bendición de conocer en persona al gran predicador y evangelista.
La autora cuenta, en primera instancia, cómo impactaron en su vida los testimonios de muchas personas en diferentes partes del mundo que habían sido tocadas por la vida de Yiye Ávila, desde una anciana en Ecuador hasta una misionera en el medio de la selva panameña, gente que se convirtió al escuchar la Palabra que Dios habló a sus corazones a través de este gran predicador.
De forma biográfica, la autora nos cuenta la vida de este maravilloso evangelista, quien era un gran deportista pero al que, pasados los treinta años, una artritis reumatoide hizo que tuviera que abandonar sus sueños y su carrera. Ese detalle no menor fue el que lo hizo, nada más y nada menos, acercar a Dios. Por la televisión escuchó al predicador Oral Robets y Dios sanó su vida en ese mismo instante. A partir de allí comenzaría una cruzada de evangelización y milagros que impactaría a muchas vidas empezando por la de sus propios padres que, hasta entonces, no conocían a Cristo.
Su ministerio maravilloso abarcó América Latina, América del Norte y parte de Europa. Allí Dios, no solamente haría milagros de sanidad a través de la vida de Yiye Ávila, sino que también enseñaría el valor de la cruz.
Entre sus palabras más destacadas el orador y evangelista diría siempre: “Si usted quiere ministerio tiene que pagar un precio”, y así fue realmente como vivió su vida.
Con respecto a su extraordinarias vivencias, encontraremos en este libro innumerables opiniones sobre quién fue José Ávila.
En palabras de Alberto Motessi: “Yiye fue un hombre que honró a Dios con todo su corazón. Me emociona recordarlo porque fue un hombre sin ambigüedades. Fue alguien que al encontrarse con Cristo quemó todas las naves a sus espaldas, quemó el muelle detrás de él, con la única intención de honrar a Jesús”.
La autora nos cuenta, gracias a su trabajo de investigación exhaustivo, cómo Yiye fue un visionario al maximizar los recursos que había en su tiempo: hizo radio, creó su propia revista, escribió libros y también estuvo en televisión.
Pero este libro no es solamente una biografía de este gran hombre de Dios, sino también un bálsamo para aquellas almas que están tristes por situaciones que parecen no tener solución o con temor por diagnósticos de enfermedades. Y es que, si bien creemos en un Dios que todo lo puede, a veces solemos bajar los brazos ante las pruebas. También nos servirá de ayuda si estamos atravesando el dolor de una pérdida, pues Yiye, con la autoridad que Dios le dio al perder dos de sus tres hijas, nos enseña en este libro a no perder la fe en lo que ha de venir a pesar de las circunstancias.
Una de las cosas que más me impactó de esta obra fue el testimonio que se cuenta sobre el asesinato de su primera hija, Carmen y de cómo Yiye Ávila perdonó al asesino (quien también era su yerno). Este último, ahora estudia las escrituras desde su prisión.
Un testimonio que nos invita a reflexionar sobre el valor del perdón, y sobre la mejor forma de predicar el evangelio: con hechos.
No dudes en leer este libro lleno de anécdotas, de palabra edificante y de las pruebas más hermosas de las manifestaciones de un Dios vivo.
Hacia el final de esta obra podemos encontrar enseñanzas y consejos que el propio Yiye daba a quienes quisieran crecer más en Cristo. La autora, además, nos dejará las frases célebres de este hombre de Dios como pequeñas perlas para guardar en nuestro corazón.
Yo, por mi parte, te dejo solo una:
“Cuando Dios señala a alguien para un propósito específico y sobrenatural, nada ni nadie puede detenerlo”.
Para las demás frases deberás leer el libro. Sin dudas, te resultará un viaje revelador, edificante y sanador. ¿Qué esperas?