Hay cosas que están delante de nuestros ojos, pero a simple vista, pasan desapercibidas. Recuerdo cuando hicimos con mi señora un curso de capacitación en nutrición alimentaria. Y debíamos realizar demostraciones de un producto noble de nutrición, por las casas. En una entrevista pactada, una señora estaba tan ocupada, realizando tareas que nos dijo: -Ustedes hablen que yo los escucho. Y nuestra respuesta fue: -Es necesario que no se distraiga y nos preste atención, porque luego de la demostración del equipo de nutrición tenemos que hacer una encuesta.
No tuvimos éxito, ella siguió en lo suyo. Al terminar de comentar las bondades y beneficios para la salud de este equipo nutricional comenzamos con las preguntas. Era obvio que esta señora no iba a realizar con eficacia la encuesta, ya que al no prestar atención ni siquiera sabía la función del producto promocionado.
Salvando las diferencias. Jesús fue invitado a la casa de dos hermanas. Marta tenía en su hogar, nada más y nada menos que al Mesías. Pero sus preocupaciones por hacer “otras cosas” hicieron que no alcance a descubrir el beneficio y las bondades de aquél que estaba frente a ella. No fue el caso de su hermana María. La cual puso toda su atención en sus palabras. Marta le dijo a Jesús: No te importa que mi hermana no me ayude. A lo que el Señor le responde: “Marta, hay algo más importante y necesario y María lo descubrió”.
“Padre, ayúdanos a pasar tiempo con Jesús. Que nuestras ocupaciones no nos desenfoquen de lo más importante. Y así descubrir lo lindo que es estar en relación y comunión contigo”.