Un profesor le dio un globo a cada estudiante, que tuvo que inflarlo, escribir su nombre en él y tirarlo en el pasillo. El profesor entonces mezcló todos los globos. A los estudiantes les dijo que tenían que encontrar su propio globo. A pesar de una agitada búsqueda, nadie encontraba su globo. En ese momento, el profesor les dijo a los estudiantes que tomaran el primer globo que encontraran y se lo entregaran a la persona cuyo nombre estaba escrito en él. En pocos minutos cada uno tenía su propio globo. El profesor dijo a los estudiantes: “Estos globos son como la felicidad. Nunca la encontraremos si todo el mundo está buscando la suya. Pero si nos preocupamos por la felicidad de los demás también encontraremos la nuestra”.
El hecho de hacer algo por el otro sin pretender algo a cambio genera una alegría en el alma difícil de explicar, contentamos al Espíritu Santo que vive en nosotros, y este accionar es un principio que sirve para todo tipo de relaciones, en el matrimonio, en el trabajo, con los hijos, con amigos y con desconocidos, lo que siembro es lo que cosecho.
A veces pretendemos recibir primero para luego dar, pero la cultura cristiana enseña, que primero debemos dar. Dios nos amó primero y dio a su único hijo para salvación. Si tratamos a los demás con amor, lo cual significa tratar con respeto, ser servicial, colaborativo entre otras cosas, a la larga recibiremos el globo con nuestro nombre.
A veces no es automático como el ejercicio del profesor, pero a la larga ese amor produce frutos, pero hay que recordar que la semilla del amor primero debe ser sembrada. Es importante saber que amar al prójimo, requiere hacerlo desinteresadamente, porque si yo espero recibir algo a cambio en algún momento se transforma en una transacción y perdemos la esencia del mensaje de Jesús.
Mi recompensa viene del Señor, quien ya en su infinita misericordia me salvó y regaló vida eterna y todo lo demás son regalos. Pero si no me tratan con amor, ¿qué hago? Recuerda que no lo hacemos por un premio humano, lo hacemos porque Dios nos amó primero. Entiendo que no siempre nos sale bien (al menos a mí no me sale siempre). Uno debe decidir las batallas que pelea, la batalla de la confrontación es del mundo y sólo produce frutos que deben defenderse de la misma forma con la confrontación. Pero si respondo con amor el resultado es otro y de duración eterna.
“Vence el mal con el bien”, dice la biblia. Recuerda que Jesús venció así y dos mil años después seguimos hablando de sus enseñanzas, pero el imperio romano, hoy son sólo ruinas, y así pasa con todos los que conquistan a espada, por eso el arma del amor es mejor y duradera.
¡Qué extraordinaria forma de resumir la Biblia! “Amar a Dios y al prójimo”. Acá Jesús resume todas las regulaciones morales en la palabra “amarás”. Entonces deja de buscar tu globo y ofrece amor a los demás y te encontrarás con tu globo.
“Señor, en tus manos pongo mi voluntad de buscar el beneficio del otro, pero no por interés, sino por ese amor indecible que depositaste en mí para que lo comparta. Tú tienes la cuenta de todo lo que hice aquí en la tierra y sólo ese reconocimiento es el que me interesa”.