Los evangélicos de Honduras se han echado a las calles para protestar pacíficamente ante un gigante como la ONU. El motivo de esta movilización es que sintieron en peligro a su bien más preciado, sus hijos.
El desencadenante ha sido la cultura global la Organización de las Naciones Unidas (ONU) impuesta a través de su Agenda 2030, que es promovida y apoyada por el gobierno hondureño.
Temas como la autonomía sexual infantil, la libertad para decidir el propio sexo, la retirada a los padres del derecho a la educación sexual de sus hijos, son temas que chocan de frente con los valores e ideas de los evangélicos en Honduras, un país donde el 90% de la población se declara creyente. Según datos de la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (CID Gallup), Honduras es el país con mayor porcentaje de población evangélica entre sus habitantes. La encuesta refleja que el 44% de los hondureños se identifican como evangélicos, solo un punto sobre su vecina Guatemala que tiene un 43%, seguidos por El Salvador con un 40%.
Y sin duda la Iglesia Evangélica hondureña es un fenómeno social con gran poder de convocatoria alrededor de causas como la protección de la familia, niñez y adolescencia. En tal sentido aseguran respetar a la ONU como organización internacional, pero no están dispuestos a “aceptar la imposición de dictaduras ideológicas manejadas por minorías en detrimento de la niñez”.
Según un estudio de World Vision Honduras titulado “Impacto Social de la Iglesia Cristiana en Honduras”, la Iglesia Evangélica es la institución con mayor presencia territorial en el país, convirtiéndose en un actor legítimo, con la mayor credibilidad y confianza dentro de las comunidades y la población, siendo reconocida y tomada en cuenta por las autoridades.
El doctor y pastor Mario Banegas, presidente de la Asociación de Pastores de Tegucigalpa (APT), lidera este movimiento evangélico enfrentado a la Agenda 2030, que integra a 450 pastores junto con representantes de la sociedad civil. Ellos ven en la Agenda 2030 de la ONU un atentado a la inocencia, la moral y buenas costumbres, y han dejado claro que no se oponen a reducir los embarazos en adolescentes, ni a la educación sexual, pero si a hipersexualizar a la niñez.
El presidente de la APT, se refirió a la Agenda 2030 de la ONU, “la Iglesia Evangélica de nuestro país, no obstante ser una masa capaz de revolucionar espiritualmente toda la nación, está sometida bajo el principio de respeto a la autoridad, al Estado de derecho, somos una institución apolítica y no deliberante, pero salimos a las calles, hemos demostrado que poseemos una capacidad de movilización pacífica cuando se ataca a la familia, quiero enfatizar en lo nocivo de la Agenda 2030 de la ONU y su distorsionada percepción de la sexualidad con su ideología de género, en tal sentido nos oponemos a que nuestra niñez sea instrumentalizada”.
Fuente: Evangélico Digital