Estudiar la Biblia de modo académico fue una modalidad usual en iglesias de América Latina. Los seminarios formaron cientos de jóvenes que estudiaron teología y en muchos casos eran ellos mismos los encargados de dar los estudios bíblicos en sus iglesias locales.
El interés por escudriñar la Palabra iba in crescendo y ante una importante demanda de creyentes que querían ir más allá de un mero estudio bíblico semanal en su iglesia local, creció la oferta, tanto de los seminarios tradicionales como las de algunas congregaciones que comenzaban a abrir sus espacios para realizar cursadas más elaboradas en términos de currículas.
Pero el tiempo transcurrió, la iglesia creció, como así también diversas corrientes de pensamiento dentro de las mismas, algunas de las cuales daban tanto énfasis a las manifestaciones sobrenaturales que fueron relegando la importancia de un estudio profundo de la Palabra. Máxime si ésta tuviese que avalar ese tipo de manifestaciones.
Otra corriente más arriesgada aun, es la oscurantista práctica de tomar como suficiente la palabra del pastor sin necesidad de corroborar bíblicamente si esa enseñanza estaba de acuerdo a las Escrituras. Ni hablar de las congregaciones cuyos pastores son autores de libros que son puestos casi al mismo nivel de autoridad que la Biblia.
El relativismo que se nota actualmente en algunos sectores cristianos hace que el contenido de la Palabra de Dios sea permanentemente cuestionado, pero no con fines de escarbar más los secretos y misterios de la Biblia, sino que con frecuencia se intenta amoldar los argumentos bíblicos a los usos, costumbres y rudimentos no provenientes de lo espiritual.
Las alarmas se encendieron nuevamente y muchas iglesias retomaron el sano camino del estudio sistemático de la Palabra de Dios. Afortunadamente, otras se mantuvieron firmes y reforzaron aún más esta idea. Y hoy, se produce un crecimiento notable de centros educativos teológicos e iglesias que establecen sucursales zonales o abren seminarios internos con el fin de que la congregación se enamore -o reenamore- del estudio bíblico.
Ante este panorama, Vida Cristiana consultó a diversos rectores y decanos de Institutos Bíblicos de Latinoamérica, acerca de la urgencia de volver a las fuentes y considerar la imperiosa necesidad de que la congregación no se conforme con el sermón dominical, sino que vaya en una búsqueda más profunda del conocimiento bíblico a través de un tiempo semanal de estudio más exhaustivo de las Escrituras.
![Teología bajo la lupa - Primera parte 2 302086805 5848415195179965 8243637155636057065 n](https://i0.wp.com/vidacristiana.com/files/2024/06/302086805_5848415195179965_8243637155636057065_n.jpg?resize=1140%2C760&ssl=1)
Haciendo una cosmovisión de este tema, ¿cómo evolucionó la formación académica en teología en las últimas décadas? Según Viviana Barrón de Olivares, quien dirige desde hace unos años uno de los seminarios bíblicos más importantes de la Argentina, el Seminario Internacional Teológico Bautista, sostiene que “en el SITB hemos continuado con una extensa tradición de estudios teológicos serios, incorporando más docentes a estudios de posgrado en diferentes universidades del país y del exterior. Sin embargo, siempre la reflexión teológica ha estado anclada en una lectura devocional de las escrituras y un profundo respeto por la iglesia y su ministerio.
En términos de cambios positivos los últimos años han permitido desarrollar más un pensamiento local, con matices latinoamericanos, sin dejar de leer los clásicos que vienen del mundo anglosajón y europeo. Pero una facultad de docentes muy capaces permite relecturas, nuevas preguntas y una profunda contextualización de esas lecturas.
Hemos también desarrollado investigaciones de temáticas que son de interés para nuestro contexto y a la vez, crecido en las relaciones con diferentes instituciones de educación teológica del país y del exterior”.
Por su parte, Pablo Barabaschi es uno de los pastores que encabezó la idea de un seminario teológico de singulares características como el Antioquía, y reflexiona que “en Latinoamérica en general podemos estar orgullosos y agradecidos del desarrollo académico en el ámbito de la formación teológica en las últimas décadas. Han surgido importantes figuras académicas que han suplido la demanda de autores latinos por parte de los estudiantes de teología. La iglesia en general se ha enriquecido mucho de estos aportes. Por supuesto que hay mucho para seguir creciendo, pero hoy tenemos más acceso a muchos autores hispanohablantes de teología, teología práctica, exégetas, biblistas, historiadores, etc., que han enriquecido nuestra aproximación a la teología en sus diferentes dimensiones”.
Cabe destacar que ambos directivos coinciden en la importancia del trabajo mancomunado entre la institución que dirigen, y otros organismos de educación teológica. Barrón cuenta que “en el SITB estamos activamente apoyando el trabajo desde ASIT (Asociación de Seminarios e Instituciones Teológicas del Cono Sur), con convenios y acuerdos de cooperación muy interesantes para servir a la iglesia en la formación del liderazgo para diferentes ministerios no solo pastoral, sino también docente, de servicio social y de adoración, entre otros”, en tanto que Barabaschi refuerza ese concepto diciendo que “en nuestra institución sumamos un importante aporte académico formal así como el aporte en experiencia ministerial y trabajo en red con otras instituciones. Una dinámica que buscamos intencionalmente”.
(Viviana Barrón de Olivares)
La charla se detiene en uno de los puntos más álgidos al considerar el interés del cristiano promedio en el estudio de la Biblia de modo académico. Para Barrón, “cada vez más gente estudia en las carreras presenciales, virtuales, en cursos variados y en los cursos de Idiomas Bíblicos.
Creo que los últimos 20 años han sido de expansión y crecimiento de la iglesia y eso se ha notado en un crecimiento en la cantidad de personas capacitándose. Este año, son más de 1700 en las diferentes propuestas. Eso es mucho, si comparamos con los años 90 donde eran unos 300.
No digo que sea suficiente, todavía hay muchos que deberían sumarse, pero no noto una apatía o desapego con el estudio de la Biblia, sino lo contrario. Quizás no es obvio, pero la preparación que interesa no es solo de alto nivel académico, sino de profunda espiritualidad y de aplicaciones a la práctica ministerial. Las expectativas son más complejas creo, que muchos años atrás donde casi era una curiosidad académica en muchos casos. Siento que tiene que ver con la gran complejidad de la sociedad y del ministerio. Con respuestas enlatadas no se resuelven problemas complejos, hay que aprender a reflexionar teológicamente, a leer la Biblia con los pies en esta tierra tan sufriente”.
La visión de Barabaschi es un poco más lúgubre, aunque no fatalista, al considerar que “sin duda el contexto cultural, los avances de la tecnología y la comunicación han influido en que las personas no lean, no solo la Biblia, sino en general. Es cierto que, según mi parecer, hoy enfrentamos un analfabetismo funcional en términos bíblicos. Pero al mismo tiempo veo una reacción alentadora de parte de las iglesias por suplir esa la falta de adaptación al contexto y alentar el acercamiento a la Palabra de Dios, sea en forma escrita, oral o audiovisual”.
En nuestra próxima entrega de este extenso informe, se le sumarán a Barrón y a Barabaschi, referentes de seminarios bíblicos de otros países de América Latina, para ofrecer un punto de vista sobre temas cruciales como la facilidad con la que el cristiano cae en trampas escatológicas que, como producto de la falta de formación bíblica, producen extrañas revelaciones acerca de acontecimientos que, quizás, nada tienen que ver con las profecías bíblicas.
Es cierto que, según mi parecer, hoy enfrentamos un analfabetismo funcional en términos bíblicos. Pero al mismo tiempo veo una reacción alentadora de parte de las iglesias por suplir esa la falta de adaptación al contexto y alentar el acercamiento a la Palabra de Dios, sea en forma escrita, oral o audiovisual”.
(Pablo Barabaschi)
Mientras tanto, brindamos información acerca de la oferta académica que ofrecen los institutos teológicos que han colaborado en esta parte de la producción.
Por un lado, el Seminario Bautista ( www.sitb.com.ar ) ofrece dos tipos de trayectos formativos. Uno con reconocimiento oficial del ministerio de educación en el que pueden estudiarse Tecnicaturas Superiores o Profesorados. La mayoría de estas opciones son presenciales, pero está la Tecnicatura Superior en Orientación Teológica que es de cursada completamente a distancia. Las carreras presenciales son:
-Tecnicatura Superior en Teología con orientación en investigación bíblica o en teología práctica (4 años)
-Tecnicatura Superior en Teología Práctica (3 años)
-Tecnicatura Superior en Música con especialidad en instrumento elegido en producción musical o en dirección coral (5 años)
-Tecnicatura Superior en Trabajo Social (3 años) que requiere luego continuar en un ciclo de complementación en universidad para llegar a la licenciatura (hay convenios con varias)
-Profesorado en Ciencias sagradas para nivel secundario (4 años) y para nivel superior (5 años)
-Profesorado en Psicología para nivel secundario (4 años) y para nivel superior (5 años)
-Profesorado en Música para nivel inicial, primario y secundario (5 años) y para nivel superior (6 años)
-Profesorado en Filosofía (4 años)
El Seminario Bíblico Carismático Antioquía ( www.seminarioantioquia.com ) tiene el propósito de ofrecer un ámbito especialmente enfocado en la formación bíblica, teológica y ministerial. Surge con el fin de satisfacer la necesidad de preparación y entrenamiento tanto del liderazgo como de quienes tienen un llamado ministerial y demandan una preparación más formal y sólida sin divorciar la excelencia académica de una espiritualidad encendida y de la misión de la iglesia. Es por eso que ofrece una modalidad de estudio múltiple, adaptable a la necesidad de los estudiantes.
Ofrece programas de grado:
-Bachillerato en teología
-Bachillerato superior en teología y ministerio
-Tecnicatura en teología con especialización
Se puede cursar tanto de manera presencial o virtual, como en modalidad asincrónica, lo que permite que cada uno gestione de acuerdo a sus prioridades y tiempo la cursada.
También se ofrece:
-Diplomatura en abordajes pastorales y capellanía.
-Diplomatura en arte y espiritualidad.
-Diplomatura en liderazgo ministerial.
-Diplomatura en misiones.