Cuando no estamos comiendo a lo largo del día, liberamos nuestro sistema digestivo de mucho de su trabajo, de modo que el cuerpo puede enfocar su energía en limpiar, sanar, reparar, restaurar y regenerar. Nuestro cuerpo está hecho para sanarse a sí mismo, pero le debemos brindar el ambiente correcto para que suceda. Ayunar brinda ese ambiente. Durante un ayuno, las células muertas, los quistes, los tumores, las acumulaciones de toxinas y otros irritantes que producen enfermedad pueden ser digeridos y sacados del cuerpo. Tales cosas como disolver los depósitos de calcio de las articulaciones; liberar las toxinas almacenadas en el hígado, los riñones, los músculos y las células grasas; reparar el tejido cicatrizado; y restaurar o remover células viejas, lesionadas o infectadas puede suceder cuando el cuerpo no tiene la carga de los muchos procesos involucrados en nuestra digestión de alimentos. Además, los jugos crudos que se consumen durante el ayuno de jugos le brindan a nuestro cuerpo muchas de las enzimas tan necesarias para que el cuerpo no tenga que elaborarlas él mismo como parte del proceso digestivo normal, permitiéndole que enfoque más atención en otras áreas de necesidad.
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