Mi vida había tomado un giro de 180 grados. Parecía que solo daba pasos hacia atrás, que nada salía bien a mi favor, pero todo estaba dentro del plan de Dios. Era parte del proceso de moldear mi carácter, de cambiar las características de mi corazón y prepararme para la bendición que habría de venir. Perderlo todo me humilló, pero también me hizo depender de su gracia y favor. Mis pasos ya no serían guiados por mi propia sabiduría ni mi capacidad de ser un buen administrador. No podía tener un plan B, una barca en la orilla de la playa por si el plan de Dios no funcionaba. Tendría que depositar mi confianza por completo en Él, y de una vez por todas caminar en fe. Ahora estaba yo de nuevo en casa de mi madre y Susi viviendo con sus padres. Era un reinicio total de nuestras vidas, pero comenzaríamos esta vez siguiendo el camino que Dios había trazado. Read more: Un sabático no planeado
