El mundo está hablando de esto, y los cristianos también se han sumado a “la conversación” de manera natural, como si fueran nativos de esta narrativa viral. Esto nos lleva a hacer una crítica y reflexionar sobre lo que se está discutiendo en el mundo y lo que los cristianos estamos aportando a esas discusiones.
Como cristianos, vivimos en el mundo, pero no pertenecemos a él. Jesucristo no quiere que nos aislemos, sino que pide a Dios que nos proteja del mal (Juan 17:11-16). En el mundo actual, enfrentamos un contexto en constante cambio que define la dirección de la humanidad, y la Inteligencia Artificial es una parte fundamental de esto. Lo cierto es que Jesucristo nos llama a estar presentes estratégicamente, como ovejas en medio de lobos, con astucia, prudencia y sencillez (Mateo 10:16-17).
El problema surge cuando todos hablan de algo que desconocemos, o cuando otros ocupan espacios que hemos descuidado, que hemos dejado vacantes o no hemos sabido retenerlos. El problema es cuando todos participan en una conversación y nosotros ni siquiera entendemos de qué se trata.
No se trata de coquetear con lo malo, porque la Palabra de Dios y su obediencia son innegociables. Sin embargo, debemos ser astutos para desenvolvernos en un mundo que necesita la manifestación de los hijos de Dios (Romanos 8:19), y muchas veces estamos mirando hacia otro lado en lugar de llevar salvación a esos espacios que necesitan que plantemos bandera.
El apóstol Pedro tenía aversión hacia los soldados romanos y a cualquier persona que no fuera de su pueblo, esto lo habría excluido de “la conversación” y hubiera impedido la salvación de una nueva generación de cristianos romanos (Hechos 10) de no ser por la intervención del Señor. Esto nos lleva a reflexionar sobre el papel que estamos desempeñando en un mundo necesitado, sobre nuestro conocimiento del entorno en el que vivimos, y la astucia que hemos desarrollado para contextualizar el evangelio y ser relevantes en un mundo en constante evolución.
Las imágenes transformadas al estilo Studio Ghibli mediante ChatGPT han generado una conversación global inesperada, involucrando a usuarios, influencers y medios de comunicación.
A excepción de Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli, casi todos han disfrutado de estas creaciones digitales. Como cristianos, hemos participado en esta conversación pasajera, que en pocos días habrá pasado de moda, pero ¿qué pasaría si en el futuro, aprendiendo de nuestros errores y utilizando inteligentemente los nuevos medios, pudiéramos ser los promotores de una conversación mundial que ofrezca un camino de salvación? (Isaías 6:8, Romanos 10:14-15).