Jesús quiso compartir por última vez un tiempo con los suyos, sus amigos. Sabía que estaba transitando la cuenta regresiva en su camino hacia la cruz. “He deseado muchísimo comer con ustedes en esta Pascua, antes de que yo sufra y muera”. Pero, aunque quería aprovechar cada momento para establecer ceremonias, dejar instrucciones y sus últimas enseñanzas, Jesús sabía que el sufrimiento ya comenzaba en donde quizás más duele: adentro, en el corazón. Judas se comportaba distante, calculador. Jesús sabía que era el traidor, aun así, lo seguía incluyendo entre los suyos. La traición es parte de la pasión, no la podemos evitar y debemos encontrar en ella la enseñanza en vez de abrazarla como nuestra carcelera.
De Judas podemos reflexionar que se veía venir porque fue interesado por el dinero, lo administraba mal y robaba. Pero Pedro… Pedro quizás era uno de los más prometedores, había sido formado para convertirse en un gran líder. Y así se sentía, seguro de sí mismo… “Señor, si tengo que ir a la cárcel contigo, iré; y si tengo que morir contigo, moriré” … “Pedro, hoy mismo, antes de que el gallo cante, vas a decir tres veces que no me conoces”. ¡¡¡Tres veces!!! No una… nuestras palabras, seguridades y sentimientos chocando con la realidad de las acciones temerosas.
Es fácil acusar y condenar a otro cuando nos traiciona. Pero ¿cuando Judas y Pedro somos nosotros? Ahí en frente está Jesús, Él nos sigue incluyendo entre los suyos. Nos sienta en su mesa. Pero pese a nuestras seguridades y rimbombantes palabras o le traicionamos volviéndonos atrás, o lo negamos con nuestros hechos.
El desafío en este día es meditar… Aprender de Jesús. No alejar, seguir amando, orar por fortaleza para quien traiciona o niega. Aceptar el sufrimiento como parte de la formación y camino de un propósito. Pero también identificar esos pensamientos, actitudes y hechos que traicionan o niegan a Jesús. Para no repetirlos, para que no se conviertan en hábitos, para arrepentirnos y pedirle perdón a este Señor y amigo que lo cambia todo, una vez más. Jesús sabe que seguirás creciendo: “pero después cambiarás. Cuando eso pase, ayudarás a tus compañeros para que siempre se mantengan fieles a mí”.
Agradezco a Dios por haber conocido Iglesia Epica, donde los pastores Juan y Carina me han recibido con tanto amor..aprendo de ellos el respeto y el compromiso por los demás!
Gracias