Este avance tecnológico promete no solo acelerar el proceso de traducción, sino también mejorar la calidad y precisión de las versiones existentes, llevando el mensaje bíblico a idiomas y dialectos que antes eran inalcanzables. Con herramientas como “Greek Room”, los investigadores están optimizando el control de calidad, permitiendo a los traductores concentrarse en los aspectos más complejos y matizados de la adaptación lingüística.
Greek Room es un software que comprueba un texto, buscando una amplia gama de problemas de nivel de caracteres, como errores de codificación, caracteres en el script incorrecto, caracteres en formas no canónicas y caracteres de control espurios.
Otro de los mayores impactos de la IA se observa en la traducción para comunidades sordas, un grupo a menudo excluido de los recursos religiosos tradicionales. La IA facilita la creación de herramientas especializadas, como la Herramienta de Traducción en Lengua de Señas (SLTT), que ayudan a los equipos a avanzar en la traducción al lenguaje de señas. Al generar borradores iniciales y esquemas narrativos visuales, la IA permite una adaptación cultural más efectiva, asegurando que el mensaje no solo se traduzca, sino que también resuene profundamente con la experiencia y comprensión de la comunidad sorda.
El aprendizaje automático es un componente clave en este proceso, ya que permite a los modelos de IA mejorar continuamente a medida que se utilizan. Organizaciones como Avodah están utilizando IA para analizar y traducir versículos y otros recursos a diferentes idiomas, entrenando modelos que luego generan borradores completos de la Biblia. Estos borradores son revisados y perfeccionados por traductores nativos, garantizando que la versión final sea precisa, natural y culturalmente apropiada. Este enfoque colaborativo entre la IA y los traductores humanos maximiza la eficiencia y la calidad del resultado final.
Si bien la IA puede manejar de manera excelente tareas repetitivas y técnicas, como la revisión ortográfica y la detección de inconsistencias, la interpretación cultural y la adaptación lingüística siguen siendo dominio de los expertos humanos. Al combinar la precisión y velocidad de la IA con la sensibilidad y el conocimiento de los traductores, se puede lograr una traducción bíblica que sea fiel al texto original y relevante para las necesidades de cada comunidad.