El entrenamiento de los discípulos había iniciado, ellos habían retornado de una misión especial, donde el poder de Dios los sorprendió, la gente se sanó, se liberó. Y estas anécdotas ministeriales, traían consigo a todos los discípulos. Jesús, luego de un día difícil, llega a un lugar muy particular, lugar donde ocurre una anécdota que siempre es recordada, que se predica y se suele leer en sermones. La alimentación de las 5.000 personas es un milagro que tiene un trasfondo muy rico y espiritual.
Lo primero que puedo observar de esta historia, es lo que detalla el libro de Lucas. Detalle que ni Mateo, ni Marcos mencionan. Lucas menciona el sitio, Betsaida. Este lugar era una región que tenía una característica por su definición, lugar de pesca, casa de pesca. Característica que se relaciona con el evento central de esta historia.
La gente comenzó a llegar al lugar, y Jesús estaba dispuesto a servir y a enseñar a estos nuevos estudiantes. Las personas recorrieron la distancia necesaria para estar cerca del maestro. Los nuevos pre-discípulos sabían que, si estaban cerca del Mesías, su milagro podría ser realizado.
Los discípulos, al ver el tiempo transcurrido, sugieren a Jesús que los despida. Para no tener que proveer o pensar en la comida de tanta multitud. Sin embargo, el hijo de Dios redobla la apuesta. Vuelve a promover una nueva misión, pero esta, es inentendible. “Ustedes denle de comer”, dice Jesús.
Los apóstoles, descolocados con la incoherente misión, responden: “Solo tenemos esto, Señor: cinco panes y dos peces”. Jesús los organiza, los ubica en tiempo y forma preparándolos para la nueva enseñanza que les daría en esa aula un tanto especial.
Cuando el maestro realiza la oración milagrosa, además de ser vestidos de sorpresa y de emoción, los discípulos continúan con su labor gastronómica del cielo. E Inicia el servicio ministerial más recordado por ellos.
Betsaida, fue un lugar de alimento, un lugar de aprendizaje. Los apóstoles, luego de haber tenido sus primeras experiencias ministeriales, alimentar a cinco mil personas les dejó saciado su expectativa de fe. Los milagros de Dios les seguía rompiendo sus limitaciones humanas. Este episodio, les dio de comer dos porciones especiales. Comer un alimento que apareció misteriosamente, y que les encantó. Y comer lo mejor que un discípulo puede disfrutar, un crecimiento espiritual.
Estar cerca de Jesús siempre nos ayudará a vivir experiencias que nos sorprenderán, en pos de cumplir su propósito. Estar con el Mesías nos dará el alimento de esperanza y fe que necesita este camino.
“Querido Dios, continuaré en tu camino, a pesar de que me cueste, no entienda, ni sepa. Pero estoy acá, con lo que tengo. En todas mis decisiones, voy a incluirte. Gracias por estar siempre y sorprenderme, a pesar de que no soy el mejor. Y eso me enamora más de su fidelidad. Te agradezco y te amo”.