La voluntad de Dios para nuestras vidas es que vivamos libres de toda preocupación en cuanto a si otros nos aceptan o nos rechazan. Sin embargo, son tantas las personas que hoy en día acuden a buscar ayuda profesional debido al temor al rechazo, que me atrevo a decir que estamos enfrentando una epidemia de inseguridad. Por lo tanto, agradezco mucho al Señor por todos aquellos que se han percatado de que experimentan este temor y van a buscar la ayuda de un experto en el tema o se disponen a leer un libro como este.
El temor al rechazo puede producir consecuencias negativas en tu vida, como hacerte sentir mal contigo mismo, robarte el gozo, estancarte en la búsqueda de tus sueños, atrofiarte en tu
desempeño profesional, limitarte en el ministerio y generarte dificultades en tus relaciones interpersonales.
Las personas que han sido profundamente heridas debido a que sufrieron maltrato emocional, físico o sexual, así como cualquier tipo de abandono, pueden generar temor al rechazo. A menudo buscan la aprobación de otros para tratar de vencer sus sentimientos de que no son aceptados y su baja autoestima. Si alguien parece no darles su aprobación de algún modo o por alguna razón, se tornan ansiosos y hasta entran en episodios depresivos. Esto incluye lo que interpretan como desaprobación en las redes sociales si no reciben los tan esperados “Me gusta” a sus publicaciones y comentarios.
En la Biblia encontramos a algunas personas que experimentaron el rechazo de otros. José fue rechazado y vendido como esclavo por sus propios hermanos. David fue menospreciado por su padre, sus hermanos y el rey Saúl, que no lo consideraban digno de ser rey. Job sufrió el rechazo de sus amigos y su propia esposa, quienes lo culpaban de ser responsable de la calamidad que estaba atravesando. Y el ejemplo más importante de todos es el del Señor Jesús, quien fue “despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento” (Isaías 53:3). Dios puede usar las pruebas y el rechazo para moldear nuestro carácter y fortalecernos en la fe, pero debemos confiar en que él tiene un propósito y un plan más elevado para nuestras vidas y desea nuestro bien. “Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11).
Debido a que los sentimientos de rechazo hacen sufrir a las personas, algunos utilizan la adicción a la aprobación para intentar atenuar el dolor. Hay quienes, por temor al rechazo, pueden hacer casi cualquier cosa para ganar la aprobación que sienten que han perdido, aun cosas que el Espíritu Santo les dice que no deben hacer. Y en muchas ocasiones, por esa adicción a la aprobación se exponen a situaciones que no merecen como hijos amados de Dios. Sin embargo, la mejor forma de lidiar con el rechazo es acudiendo primeramente a Dios y confiando en quiénes somos para él. El Señor nos dice: “Eres precioso a mis ojos y digno de honra” (Isaías 43:4). Debes entender que, aunque a veces no tendrás la aprobación de la gente, si tienes la aprobación de Dios, todo va a estar bien
Tomado del libro “No temas”, de Lis Milland, de reciente aparición. “No temas” es un producto de Casa Creación.